Preocupante: el consumo de carne cayó al nivel más bajo en 110 años

La demanda cayó por la recesión y en 2024 la ingesta interna podría ser la más baja desde 1920. La oferta sufre el efecto de la liquidación de ganado que hubo en 2023, cuando el stock se redujo en 1,5 millones de cabezas, la mayor caída anual desde 2009, debido al cierre de exportaciones y la sequía.

La producción de carne bovina se ubicó en 1,26 millones de toneladas en los primeros 5 meses del año, presentando una caída de 8% respecto a igual período de 2023.

Según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR), el total de animales faenados alcanzó 5.513.000 cabezas, lo que también implica una baja del orden del 8% respecto de igual período del año anterior. No obstante, la BCR aclaró que estos números se encuentran por encima de valores de años previos, en los que los que la sequía no impactó en gran magnitud en el número de animales enviados a faena.

Sucede que el aumento de la producción durante 2023 produjo una caída en las existencias bovinas en el país. De acuerdo con los datos de stock bovino al 31 de diciembre de la Secretaría de Bioeconomía, las existencias a finales del año pasado se ubicaban en 52,8 millones de cabezas, lo que implica que el año cerró con una caída de 2,7% o 1,5 millones de animales respecto del 2022.

Esta es la mayor caída anual desde el 2009, año en que las restricciones a la exportación de carne bovina precipitaron una liquidación de stock por parte de los productores. Asimismo, como resultado de esta caída, el stock ganadero a finales del año pasado se ubicaba en su nivel más bajo en 10 años.

Es por este motivo que para 2024 se espera una menor faena y producción de carne.

Respecto al consumo de carne bovina en 2023, dicho incremento productivo tuvo su correlato tanto en lo absorbido por el mercado interno, así como en lo despachado al exterior. El consumo alcanzó las 2,44 millones de toneladas, un 4% más que en 2022 y el mayor guarismo en 5 años. Las exportaciones, en tanto, aumentaron un 6% interanual y alcanzaron su segundo mejor registro anual desde 1990, quedando solo detrás del 2020.

Este año el desempeño es dispar en el ámbito interno y el frente externo. El consumo aparente de carne bovina en el país en los primeros cinco meses del año está dentro de los valores más bajos de la serie. De hecho, entre enero y mayo de este año se absorbieron internamente 870.000 toneladas de res con hueso, sólo superando a igual período de 2021 y marcando una caída del 14% respecto de los primero cinco meses del año pasado.

Además, “un dato adicional que da una idea de cuán deprimido se encuentra el mercado interno es que la participación del consumo en la producción de carne bovina se encuentra en valores mínimos desde al menos 1990: el 69% de la producción de carne entre enero y mayo de este año se destinó al mercado interno, frente al 75% del año pasado y lejos del 85% promedio de lo que va del siglo”, aseguró la BCR.

“La contracara de este menor consumo es un incremento en las exportaciones. Según la cartera de Bioeconomía, el volumen despachado entre enero y mayo de tonelada de res con hueso alcanzó 385.000 toneladas, un 10% más que en 2023 y el volumen más alto de la serie. Sin embargo, medido en valor, la exportación solo crece 1%, ya que los precios promedio de exportación cayeron 8% respecto a los primeros cinco meses del año pasado”, agregó en su informe.

Hacia adelante, la BCR proyectó que el consumo de carne bovina en Argentina podría llegar a ser el más bajo en al menos 110 años.

“El consumo de carne vacuna en Argentina se encuentra en una tendencia decreciente desde la segunda mitad del siglo pasado, en la medida en que ha ido siendo sustituida por otras fuentes de proteínas. Esta tendencia se ve agravada por la actual recesión que está atravesando la economía argentina y que lleva a muchos consumidores a inclinarse por el consumo de pollo y cerdo, siendo estas alternativas más económicas”, aseguró la BCR.

En este sentido, se proyecta que el consumo anual por habitante promedio en 2024 sea de sólo 44,8 kg., muy por debajo del promedio histórico (72,9 kg.) e incluso por debajo el piso del año 1920, cuando se habían consumido 46,9 kg. por habitante. Pese a todo, en la comparativa internacional Argentina continúa siendo uno de los países con mayor consumo per cápita, con una ingesta prácticamente igual al de Uruguay y superando ampliamente a Estados Unidos (38 kg.), Australia (27 kg.) y Chile (26 kg.).

De acuerdo con las proyecciones, la remuneración bruta promedio del sector asalariado alcanzaría para comprar 146,6 kg de asado en el 2024. Este dato indica una caída del 5,6% con respecto al 2023, cuando el poder de compra de los sueldos era de 155,2 kg. En comparación con el consumo promedio de los últimos diez años, en 2024 cada habitante consumiría cerca de 22 kg. menos por persona, marcando una caída del 13,3%.