La defensa del ex presidente Alberto Fernández, aportó ante la Justicia fotos de Fabiola Yañez consumiendo alcohol, en una maniobra desesperada por limpiar su nombre en el marco de la denuncia de violencia de género que presentó la ex primera dama.
Mencionar el consumo de alcohol fue, desde un primer momento, la estrategia del ex compañero de fórmula de Critina Kirchner, buscando una excusa, atenuante o motivo.
En una columna escrita por un amigo personal de Fernández cita a una testigo que “describió situaciones donde la ex primera dama se encontraba “tirada en el piso” después de noches de excesos, además de relatar cómo ocultaba el alcohol en la residencia para que Fernández no se enterara”.
Y completaba: “le salían los golpes luego de las caídas que sufría por la ingesta de alcohol”, declaró Teresa, sumando una dimensión adicional y trágica a la historia de Yañez”. Y va más allá, suma “un testimonio perturbador, que atribuye los golpes no a la violencia de Fernández, sino a las caídas sufridas por Yañez debido a su consumo excesivo de alcohol”.
En el mismo artículo se afirma que “fichas, provenientes del Instituto de Neurología Cognitiva (INECO), fundado por el neurólogo Facundo Manes, contienen diagnósticos de trastorno de personalidad, bipolaridad y adicción al alcohol”.
Ya el 11 de agosto, en otra columna firmada por el mismo Verbitsky se puede leer: “Estoy en condiciones de asegurar fehacientemente que nunca A.F. agredió físicamente a Fabiola. Ella arrastra una compleja situación psíquica, a lo que se unió su adicción alcohólica”.
Ahora, profundizando la estrategia, la defensa de Alberto Fernández aportó imágenes de Fabiola Yáñez tomando. Los letrados que llevan adelante la representación legal de Fernández considera que esta supuesta adicción a la bebida afectaba a su estado emocional.