En 2024, uno de cada tres trabajadores formales en Argentina se encuentra en situación de pobreza, a pesar de contar con un empleo registrado. Un estudio del Instituto Gino Germani, realizado por los investigadores Eduardo Chávez Molina y José Rodríguez de la Fuente, revela que más de 2 millones de asalariados en blanco no logran superar la línea de pobreza. Este porcentaje duplica las cifras del año anterior, evidenciando un marcado deterioro económico.
El informe también destaca que el 70% de los trabajadores informales vive bajo la línea de pobreza. Aunque los trabajadores formales acceden a beneficios como aguinaldo, obra social y paritarias, esto no es suficiente para evitar que caigan en la pobreza. La creciente cantidad de “trabajadores pobres” es un fenómeno que refleja la crisis económica que atraviesa el país.
El deterioro del poder adquisitivo afecta tanto a los subocupados, que trabajan menos de 35 horas por semana, como a los sobreocupados, quienes superan las 45 horas semanales. El informe destaca que más horas de trabajo no se traducen en mejores condiciones económicas, lo que deja en evidencia que la cantidad de horas trabajadas ya no garantiza un sustento adecuado.
La pobreza no solo afecta a las clases trabajadoras tradicionales, sino que también se está expandiendo hacia sectores antes más protegidos, como los trabajadores no manuales y pequeños empresarios. En estos grupos, la pobreza se ha triplicado en los últimos siete años, lo que refleja la gravedad de la crisis económica.
En conclusión, la estructura jerárquica de la pobreza sigue afectando con mayor fuerza a los sectores más vulnerables, como los trabajadores de baja productividad. Sin embargo, la expansión de este fenómeno hacia la clase media y otros sectores antes estables es una señal alarmante del impacto de la crisis en toda la sociedad argentina.
