En Argentina, la pobreza infantil y los problemas estructurales asociados a la niñez han alcanzado niveles alarmantes. Según el Instituto Nacional de Estadística y Censos (INDEC), el 52,9% de la población vive en pobreza, con 5,4 millones de personas en situación de indigencia.
Ante esta realidad, la Fundación Más Humanidad dedicada a combatir la desnutrición infantil en poblaciones vulnerables de Argentina, reconoce que los primeros años de desarrollo infantil son cruciales, la Fundación centra sus esfuerzos en erradicar la pobreza, comenzando con el problema de la desnutrición infantil, que consideran el primer paso en este proceso, y ha insistido en la necesidad de un abordaje integral y multidisciplinario que involucre al Estado, las empresas y las ONGs. Sin esta colaboración, aseguran, es muy difícil lograr cambios profundos y sostenibles.
Los relevamientos realizados por la Fundación en mayo y junio confirmaron que el 52% de las familias con menores de dos años en Tigre y Derqui presentan casos de desnutrición. Además, el 60,2% de la población relevada padece malnutrición, el 62% de los adultos no completó su escolarización, el 52% vive en hacinamiento y el 47% no cuenta con un baño adecuado en su vivienda.
Según un informe del Observatorio del Desarrollo Humano y la Vulnerabilidad de la Universidad Austral, las áreas de “Educación, Salud y Hábitat” son claves para mejorar la calidad de vida de la primera infancia en Argentina. La Fundación Más Humanidad se alinea con esta visión, reafirmando que invertir en la niñez no solo beneficia a los niños, sino que contribuye a una sociedad más próspera. Sin embargo, insisten en la necesidad de que el Estado participe activamente en esta tarea, señalando que la falta de recursos humanos provenientes de organismos estatales ha dificultado la atención integral de las familias en situación de alta vulnerabilidad.
Ante un contexto de pobreza que ha cambiado drásticamente en las últimas décadas, la Fundación Más Humanidad sostiene que es fundamental que las políticas públicas trabajen de manera articulada con las ONGs, que están en la primera línea de acción frente a la crisis social. Rescatar a un niño de la desnutrición, aseguran, es rescatar a una familia entera de la pobreza.
En el actual contexto de crisis, la situación se agrava aún más por el desfinanciamiento a los comedores comunitarios y programas sociales, implementado por el gobierno del presidente Javier Milei. Este recorte presupuestario ha afectado gravemente la capacidad de las organizaciones para brindar asistencia alimentaria a los sectores más vulnerables. Además, el fuerte ajuste fiscal a las provincias ha intensificado el impacto en las poblaciones más desprotegidas, profundizando la exclusión y la precariedad. Este debilitamiento del apoyo estatal no solo compromete la atención básica de miles de familias, sino que también dificulta la construcción de soluciones integrales y sostenibles que permitan superar la pobreza estructural.
Con información de Sabrina Maino y Adriana Manzur | Infobae