Los gremios que representan a los trabajadores de la recientemente disuelta Administración Federal de Ingresos Públicos (AFIP) y la Aduana llevaron a cabo un paro de actividades que incluye un apagón informático durante tres días consecutivos, afectando el funcionamiento de la Dirección General Impositiva (DGI) y la Dirección General de Aduanas (DGA). La medida se implementó el miércoles, jueves y viernes, con una duración de dos horas diarias.
Hoy, el paro interrumpió la emisión de documentos aduaneros y la gestión de permisos, lo que provocó un cuello de botella en puertos y puntos de entrada clave, incluyendo el Aeropuerto Internacional de Ezeiza, donde se registraron notables demoras.
Las acciones de protesta son una respuesta a la disolución de la AFIP y la creación de la Agencia de Recaudación y Control Aduanero (ARCA), medida que, según fuentes gremiales, podría resultar en más de 3,000 despidos. Manuel Adorni, vocero presidencial, afirmó que esta reestructuración implica una reducción del 45% en cargos superiores y un 31% en inferiores.
En una asamblea general, los trabajadores manifestaron su repudio a la decisión del Ejecutivo y anunciaron que se encuentran en estado de “alerta y movilización permanente”, evaluando la posibilidad de convocar a un paro general.
Impacto en logística y comercio exterior
El apagón informático paraliza los sistemas de gestión digital, lo que afecta directamente las plataformas de despacho y control de cargas. Esto podría generar complicaciones para contenedores y camiones, que quedarán varados a la espera de la reanudación de actividades.
Los exportadores anticipan un aumento en los costos logísticos debido a las demoras en los trámites y la congestión en puertos y centros de distribución, lo que podría obligar a reprogramar embarques y entregas. Este panorama podría resultar en incumplimientos de contratos internacionales y multas impuestas por socios comerciales, afectando la confianza en la capacidad de respuesta del comercio exterior argentino a largo plazo.