Ayer, en primicia, InfodelEstero les contaba sobre el apasionado encuentro de dos empleados judiciales varones en uno de los baños del Palacio de Tribunales de la capital santiagueña, emulando el film “Secretos en la Montaña”.
Un apuro estomacal, la entrada con apuros y rápida al baño, casi con los pantalones a media asta para una evacuación rápida conspiraron en contra de los dos apasionados amantes.
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Cuando la persona escuchó los gemidos y el pedido de lubricación de quien estaba en actitud “pasiva”, volvió sigilosamente sobre sus pasos, regresó a su oficina y advirtió de esto al resto de sus compañeros, quienes entre incrédulos y sorprendidos acudieron al lugar, con sus celulares en modo “cámara” activados.
“Aaayyy… mmmm, despacito”, lograron escuchar al tiempo que sacaban fotos y filmaban como podían con la puerta entreabierta a quienes cometían el incalificable acto.
Si bien no configura delito, ya que se trata de dos adultos teniendo sexo consentido, si se abrió un sumario para investigar el hecho de manera interna y ver si el hecho tiene reproche moral dentro del reglamento y el estatuto de los empleados judiciales.
Los nombres ya trascendieron y ganaron la calle. No son pocos quienes aseguran haber visto fotos del acto sexual. El “cuestionamiento” que no pocos hacen es el lugar elegido para el acto sexual, una oficina pública, en pleno horario de trabajo. Todo eso está en manos de las autoridades.
Recordemos que el Artículo 19 de nuestra Constitución Nacional reza que “Las acciones privadas de los hombres que de ningún modo ofendan al orden y a la moral pública, ni perjudiquen a un tercero, están sólo reservadas a Dios, y exentas de la autoridad de los magistrados”.