Este 18 de enero se cumplen 10 años de la muerte del fiscal, Albero Nisman. La Justicia hizo lugar a las últimas pericias presentadas por el fiscal Eduardo Taiano y sentenció que se trató de un asesinato.
Sin embargo, el informático que le entregó el arma, Diego Lagomarsino asegura que el planteo del fiscal es irrisorio, pues señala que la computadora de Nisman habría sido manipulda “a distancia”, el día de su muerte. De esta forma, las búsquedas relacionadas a “la vida después de la muerte” no las habría hecho él.
En la fecha en la que se conmemora su desaparición física, la expresienta se hizo eco de las declaraciones de Oscar Parilli en X, ex funcionario K.
“No fallan: son de manual. Todos los años, días antes del 18 de enero, ante un nuevo aniversario del lamentable suicidio del fiscal Nisman, Clarín y LA NACION comienzan a bombardear con notas sobre ‘SU ASESINATO’ INVENTADO -y es literal– primero mediáticamente y después judicialmente por el juez mutante Julián Ercolini”, escribió en el texto avalado por CFK.
“Ya se sabe que en Comodoro Py es Ercolini el que tiene a su cargo exclusivo el fuero de las causas inexistentes e imposibles de probar, pero rápidas de inventar con el inestimable apoyo mediático”, insistió Parrilli.
¿Pericia trucha?
Asimismo, el senador -respaldado por Cristina Kirchner y quien suele hablar en nombre de ella- mencionó una “pericia trucha de la Gendarmería de Pato Bullrich, que se derrumba ante la calidad técnica indiscutible del Cuerpo de Medicina Forense del Poder Judicial de la Nación, que dictaminó en forma taxativa que lo de Nisman fue un suicidio”, además que citó el informe de la Policía Federal Argentina (PFA).
“Ambos cuerpos técnicos declararon en la causa bajo juramento de ley. Sin embargo, los cachivaches de Gendarmería nunca lo hicieron. Peor todavía: el grupo de Gendarmería que dijo que Nisman había sido asesinado se disolvió, mientras que los otros dos cuerpos técnicos (CMF y PFA) siguen haciendo miles de pericias hasta el día de hoy. Alguien dijo que se vuelve de cualquier lugar menos del ridículo. El aforismo parece hecho a medida para el juez Ercolini y el fiscal Taiano”, comentó Parrilli.