Además de la festividad en honor a Mama Antula, el padre Federico Poldi celebró su primer año de sacerdocio cumplido ayer, 8 de marzo. La continuidad de su tarea en Santiago del Estero la adjudica a la primera santa argentina: “Me estaba por ir y me invitaron a organizar la canonización y para mí fue una experiencia muy fuerte y siempre digo que le debo a ella el estar en Santiago”.
Pero independientemente de cuestiones personales, resalta el mensaje que guía a la santidad. “Que una mujer nacida en estas tierras haya llegado a los altares es un orgullo, la primera mujer del país. Un santo nos dice eso: ‘si yo pude, ustedes pueden’. Porque ningún santo está tocado por una varita; todos recibimos la misma gracia y amor de Dios para alcanzar la santidad y esa es la belleza de los santos”, consideró.
El sacerdote, planteó que Mama Antula “es una más de nosotros y el cariño de saber que una de las nuestras está en el altar intercediendo por nosotros es algo que no tiene precio y así lo ha vivido Santiago del estero, desde la beatificación y lo sigue viviendo cada año verdaderamente, remarcó.
