La Banda: Sindicalismo con cara de hereje

Hace unos se conoció una encuesta de opinión realizada por la consultora Taquión. La misma arrojó datos alarmantes, preocupantes, que explican mucho el clima de época que se vive, pero al mismo tiempo, nada sorprendentes: 8 de cada 10 argentinos no confía en los políticos, el 83,3% de los argentinos no confía en la justicia, y el 81,8% no confía en los sindicalistas.

Como hemos dicho en el párrafo anterior, son cifras que, a primera vista alarman, pero teniendo en cuenta las expectativas que los últimos veinte años los argentinos vienen depositando en los políticos, la justicia, en los sindicalistas y los magros resultados que obtuvieron de ellos en la realidad, estos datos no deberían sorprendernos.

El punto para analizar hoy es el del sindicalismo. Para esto, haciendo un poco de historia, debemos remontarnos a los primeros anarquistas, allá, en el arranque del siglo pasado. Su punto de auge fueron en las décadas del 40 y 50, con toda la doctrina social del derecho del trabajo y la previsión social, que tuvo su ola expansiva desde Europa para nuestro país y que terminó de consolidarse con la argentina peronista.

Mas aquí en el tiempo con el nombres emblemáticos como el de José Ignacio Rucci, Saúl Ubaldini o el mismísimo Agustín Tosco. Pero todo lo que representaba el sindicalismo a través de estas figuras y sus luchas parece tirado por la borda en la actualidad cuando vemos dirigentes gremiales millonarios, que llevan vidas de lujo, muy distintas a las del obrero que dicen representar y que más en evidencia quedan cuando vemos evidentes arreglos con la patronal, en desmedro de sus asociados y los trabajadores en general.

Nos preguntamos: ¿No es acaso algo así que está pasando en La Banda? Se sabe que hay un conflicto salarial existente entre los obreros y empleados municipales con el municipio que se niega a otorgarles el aumento del 100% al básico con un piso salarial mínimo de $800.000 al igual que otorgo el Gobierno de la Provincia, y solamente ofreció un aumento del 30% al básico en negro, con un piso que no llega ni a los $600.000, aduciendo el intendente Nediani su imposibilidad de hacerlo por culpa, según el de: gestiones anteriores, gobierno provincial, Milei, de que no es año bisiesto, mercurio retrogrado, que Boca Juniors quedo afuera de la copa libertadores o el cambio climático.

Toda excusa es buena para no asumir la propia responsabilidad, la de una desastrosa administración de un municipio que gobierna desde hace tres años, sin rumbo alguno. La imagen de ayer, en la entrada del municipio, megáfono en mano, repartiendo culpas a troche y moche, sin asumir un solo error propio da cuenta de esto.
Pero volvamos al sindicalismo. En este caso del conflicto en La Banda los gremios parecen mirar para otro lado. Un caso de especial análisis es el de SUOEM, protagonista de luchas históricas allá por los años 2000 y 2001 en la ciudad de La Banda, cuando el país se incendiaba, con dirigentes legendarios, peleando por mejoras salariales, enfrentando a los poderes de turno y sin embargo hoy, como dice el tango, arrastrando la vergüenza de haber sido y el dolor de ya no ser, son los primeros en sentarse a la mesa del Intendente Nediani aceptando cualquier ofrecimiento, sin ver las demandas de sus afiliados.

¿Vamos a hablar de lo que se dice, se comenta, se habla en los pasillos municipales y que algo pudo trascender de las planillas de contrataciones reveladas días pasados donde se ven parientes e hijos de los dirigentes gremiales o nos vamos a seguir haciendo los distraídos? Bueno, de momento, seguiremos con esta nota, ya habrá tiempo de retomar este tema y por el momento preferimos pensar que no están a la altura para conducir el gremio, que es un tema de capacidades.

Más atrás están ATE y SIMUBA, quienes, si bien es cierto demostraron estar un poco más a la altura de la situación penosa que viven sus afiliados, al ser los primeros en advertir que con la propuesta salarial de Nediani estaban perdiendo por goleada, tampoco es que son la reencarnación de Agustín Tosco, ese ya mítico dirigente gremial cordobés.

Pero la poca nula credibilidad se vio reflejada en la pobrísima convocatoria en las dos asambleas que realizaron en la puerta del municipio, donde no llegaron a juntar ni a 20 personas. Ni hablar de cómo permiten el clima de terror y persecución que se vive en el municipio, pero sobre todo el dejarse convencer a cambio de nada. La primera vez por funcionarios de tercera y cuarta línea del municipio para la asamblea y el pasado por el propio Nediani, que parecía un “descamisado” mas, y que, megáfono en mano, y también, a cambio de nada fue y les levantó las medidas de fuerza. Faltó que aplaudiendo les haya dicho “vam vam vam, me despejan la entrada”.

Veremos que pasará el próximo martes, si es más de lo mismo, si la película es repetida, si la historia es la misma, si de un lado, en este caso del municipio lo que se ofrece es nada, cero, y del otro lado la respuesta es “ah bien, bueno, está todo bien, no pasa nada”, y que esos rumores, versiones y acusaciones por lo bajo en contra de la dirigencia gremial municipal bandeña terminan siendo ciertas.

Tampoco se ve un trabajo político-gremial, no se recorren pasillos, dependencias, no se habla con el empleado, todo se reduce a una militancia whatsapera, de redes sociales, que sirven y suman, claro, pero que en situación de casi indigencia, como viven hoy muchos estatales bandeños, no alcanzan y demandan ponen la cara y el cuerpo. Si se es medianamente inteligente nada hace pensar que la respuesta del ejecutivo municipal será diferente la semana próxima. El propio Nediani habla de una situación complicada en lo económico.

El correr de los días y los acontecimientos históricos demostrará de que esta hecho el sindicalismo municipal bandeño y su actual dirigencia. Sabremos si están a la altura o si son unos herejes más y que están en esa misma bolsa de descreimiento al gremialismo argentino según la encuestadora Taquión.