
Este martes, la persistente lluvia no significó nada para un matrimonio bandeño y Thiago, un niño de 11 años que tras un largo tiempo de vinculación, ahora es hijo de Karina y Enrique.
La adopción se concretó mediante un acto formal y protocolar, no exento de profunda emoción.
En la Sala de Presidencia del Palacio de Tribunales, colmada por familiares de los adoptantes, encabezó la audiencia el juez de Control y Garantías, subrogando el Juzgado en lo Civil y Comercial de Monte Quemado, Dr. Facundo Sayago, quien llevó adelante este proceso que tuvo un cierre que llenó de satisfacción y felicidad a muchas personas.
Junto al magistrado, se encontraban funcionarias judiciales y de la Subsecretaría de la Niñez, Adolescencia y Familia, quienes participaron en la formalización documental de la adopción de Thiago.
La coordinadora del Registro Único de Adopción (RUA), Dra. Carolina Agüero, destacó que “celebramos el dictado de la sentencia de adopción plena de Thiago, quien ha sido escuchado en todas las instancias del proceso, en las que ha podido manifestar su deseo de ir con una familia que lo ha pedido. Se tuvo en cuenta su voz, como lo establece el mandato constitucional y convencional de los Derechos del Niño”.
Para concretar el último trámite, enfatizó que el juez Sayago constituyó despacho en un espacio físico del Superior Tribunal de Justicia, porque “la distancia entre las ciudades Capital y Monte Quemado dificultaba que la familia pudiera llegar, por lo que la Justicia se acerca a la familia y aquí se realizaron todas las audiencias anteriores”, señaló la profesional.
Además, dijo: “Quiero destacar el ímpetu que en estos temas asume el Superior Tribunal, al sostener una política de Estado que acompaña a la niñez. Por ello, trata de emitir directivas de celeridad, para que los tiempos sean acordes a las necesidades y a las realidades de los niños en situación de adopción”.
LA HISTORIA DE ESTA FAMILIA
La relación entre Thiago y Karina surgió cuando él tenía 7 años y se convirtió en su maestra particular, ya que ella es vecina de una familia de acogimiento en la que estaba el niño.
“Es una historia larga pero hermosa, afirmó Karina. Desde el primer día hemos tenido una conexión; creo que Dios tenía todo un plan perfecto para que así sea. Con el tiempo, él se iba quedando y ya tenía su espacio en nuestra casa, hasta que en varias ocasiones nos dijo que quería estar con nosotros, que seamos sus papás”.
Un momento crucial en este proceso fue cuando “él se hizo escuchar porque quería estar con nosotros, aun cuando le habían comunicado que tenía que ir con otra familia. Fue muy duro entonces y comenzó como con un retroceso en su comportamiento”.
Sin embargo, su firme decisión fortaleció a Karina y Enrique para comenzar el trámite formal, que “significó entrevistas con la jueza, las abogadas y distintas profesionales, que la verdad nos han ayudado un montón. Hoy es el broche de oro, el día que tanto hemos esperado con ansias, porque tenemos el papel que dice que somos la mamá y el papá de Thiago”.