En Pascua, algunos changuitos santiagueños todavía piden la bendición a sus mayores
Niños de la localidad de Libarona, en el departamento Alberdi, piden la bendición este Domingo de Pascua.

Este Domingo de Pascua, en varias familias del interior de Santiago del Estero, la escena se repite con una naturalidad que no necesita explicaciones: al llegar o al despedirse, los changuitos se acercan a sus padres o abuelos, juntan las manos o las extienden, y dicen en voz baja: “La bendición, papá” o “la bendición, abuela”. Del otro lado, la respuesta llega con una caricia o una señal de la cruz: “Que Dios te bendiga, hijo”.

La tradición de pedir la bendición tiene raíces profundas en la cultura cristiana. Aunque hoy muchas familias urbanas la fueron dejando de lado, en zonas rurales aún se transmite como parte de los gestos cotidianos, especialmente en fechas como la Pascua. En la práctica, el pedido de bendición implica un acto de humildad y de respeto. Se trata de invocar a Dios a través de una figura querida: un padre, una madre, un abuelo, un padrino. En Pascua, día de la resurrección y la renovación de la fe, ese gesto cobra una dimensión especial.

No hay un momento fijo para pedirla. En el campo, muchos niños lo hacen al levantarse o antes de compartir la mesa. En algunos hogares, se pide también al sacerdote, al finalizar la misa, o a los mayores presentes en una reunión familiar. La fórmula suele ser simple. “Deme la bendición”, “deme su bendición”, o simplemente “la bendición”. El que la da, responde con una frase que fue pasando de generación en generación: “Que Dios te bendiga”, “que la Virgen te acompañe”, “que todo te vaya bien”.

¿QUIÉN PIDE LA BENDICIÓN EN ESTOS TIEMPOS?

En muchos hogares urbanos, este rito ha desaparecido. Algunos lo atribuyen al apuro, a la pérdida de ciertas formas o al cambio de costumbres. Sin embargo, en muchos parajes santiagueños, la escena sobrevive, silenciosa pero firme, como una herencia que se cuida sin grandes discursos.

No se trata solo de un formalismo. Para quienes lo viven, pedir y dar la bendición es una forma de decir que Dios está presente en lo cotidiano, y que la familia sigue siendo un lugar de transmisión de fe, respeto y cariño.

Hoy, mientras en todo el país se celebra la Pascua, en algunas casas de Santiago todavía se escucha ese murmullo sencillo que marca el inicio de un día especial: “Deme la bendición, mama”.