
Este lunes, la noticia del fallecimiento del Papa Francisco a los 88 años generó un profundo impacto a nivel mundial. Líderes políticos, religiosos y figuras del espectáculo despidieron con pesar al primer pontífice latinoamericano de la historia. Entre ellos, la cantante argentina Patricia Sosa recordó con emoción el día en que tuvo el privilegio de cantar frente al Sumo Pontífice en el Vaticano.
El encuentro tuvo lugar en diciembre de 2014, durante la celebración de los 50 años de la icónica “Misa Criolla”, la obra compuesta por Ariel Ramírez. La ceremonia se realizó en la Basílica de San Pedro, en el marco de la festividad de Nuestra Señora de Guadalupe, y contó con la presencia de cientos de obispos, cardenales y miles de fieles. Patricia Sosa fue la solista de la ceremonia, acompañada por el coro Música Nuova de Roma, bajo la dirección de Facundo Ramírez, hijo del compositor.
La artista interpretó el “Gloria”, una de las piezas más emotivas de la Misa Criolla, en una experiencia que, según sus propias palabras, la marcó para siempre. Años más tarde, en una entrevista televisiva, relató con detalle los nervios que sintió en la previa del evento y cómo logró superarlos gracias a un gesto del propio Papa Francisco.
“Cuando el Papa se fue acercando, lo tenía a escasos pasos. Me miró, me guiñó un ojo y levantó el pulgar. Ese gesto me dio fuerzas para cantar”, recordó la cantante. En medio del impacto por la solemnidad del momento y el peso simbólico de su presencia, Sosa se aferró a su fe: “Le pedí a Dios que me asistiera, porque no podía más del temblor y la emoción”.
El resultado fue una interpretación impecable, que fue vista por millones de personas en todo el mundo. “Sentí que la voz salía sola, como si yo fuera solo un canal”, describió Sosa. Al finalizar la ceremonia, el Papa volvió a sorprenderla con un gesto conmovedor: se desvió del protocolo para acercarse a ella, mirarla a los ojos y agradecerle personalmente. “Me largué a llorar”, confesó. “Fue una experiencia divina, inolvidable”.
Con el paso del tiempo, Patricia Sosa rememoró ese encuentro como uno de los más importantes de su vida artística y espiritual. El recuerdo cobra una nueva dimensión tras la partida de Francisco, quien no solo dejó una huella profunda en la historia de la Iglesia, sino también en quienes, como Sosa, pudieron compartir con él un instante único.