
*Por Silvina Gómez
El fallecimiento del Papa Francisco removió recuerdos que marcaron la vida de millones de personas. No necesitó fórmulas, no usó palabras complicadas. No levantó la voz, solo nos dio una misión: “Hagan lío”. Una frase breve que resuena hasta hoy, y que la escuché en primera persona durante la Jornada Mundial de la Juventud 2013 (JMJ) que se realizó en Río de Janeiro.
Apenas llevaba cuatro meses de Pontificado, y su visita a Brasil ilusionaba a los tres millones y medio de jóvenes que nos congregamos en la vigilia que se montó en la playa de Copacabana. Nos sentíamos famosos. Ser portadores de la tonada o la bandera argentina hacía que todos se quieran sacar una foto. Sin importar nacionalidad. “Son de la tierra del Papa Francisco”, nos decían antes de pedirnos intercambiar banderas, camisetas, pines o cualquier objeto que tenga la bandera argentina.
Ayer publicaban un ránking en el que decían que los argentinos éramos los más odiados de Latinoamérica. Estoy segura de que si a ese ránking lo hubieran hecho en 2013, hubiéramos ocupado el lugar de los más queridos, y eso se lo debíamos al mejor de los nuestros: el Papa Francisco.
La frase que resuena hasta hoy, provocó una algarabía que me llevan a las celebraciones, los gritos y la incredulidad de que -a los que siempre nos decían que no hagamos lío- ahora teníamos justificado el hacer lío por la máxima autoridad de la Iglesia Católica, que con dos palabras marcó el rumbo de su misión: una Iglesia cercana a los jóvenes, a los ancianos y a las periferias.
“Me hubiera gustado estar más cerca de ustedes, pero comprendo que por razón de orden no se puede”, decía en su mensaje como si minutos antes no se hubiera paseado saludándonos a todos hasta llegar a la Catedral Metropolitana de San Sebastián. Fanático de San Lorenzo, se detenía ante cada camiseta que veía. Bendijo a cada delegación, y a la mía -integrada por jóvenes de la Diócesis de Añatuya y Córdoba- nos regaló un pulgar hacia arriba.
Francisco: fuiste el Papa que nos hizo creer en que los seres humanos podíamos ser mejores. Fuiste el argentino que más orgullo nos hizo sentir hasta el último día de vida. Sin dudas, el mejor de nosotros.
El discurso completo del Papa Francisco en la Jornada Mundial de la Juventud de 2013:
Gracias, gracias, por estar hoy aquí, por haber venido. Gracias a los que están adentro y muchas gracias a los que están afuera, a los 30 mil me dicen que hay afuera. Desde acá los saludo, están bajo la lluvia.
Gracias por el gesto de acercarse, gracias por haber venido a la Jornada de la Juventud, yo le sugerí al doctor Gasbarri que es el que maneja, que organiza el viaje, si hubiera un lugarcito para encontrarme con ustedes. Y en medio día tenía arreglado todo, así que quiero agradecer públicamente también al doctor Gasbparri, esto que ha logrado hoy.
Quisiera decir una cosa. ¿Qué es lo que espero como consecuencia de la Jornada de la Juventud? Espero lío. Que acá dentro va a haber lío va a haber, que acá en Río va a haber lío va a haber, pero quiero lío en las diócesis, quiero que se salga afuera, quiero que la Iglesia salga a la calle, quiero que nos defendamos de todo lo que sea mundanidad, de lo que sea instalación, de lo que sea comodidad, de lo que sea clericalismo, de lo que sea estar encerrados en nosotros mismos, las parroquias, los colegios, las instituciones son para salir, sino salen se convierten en una ONG ¡y la Iglesia no puede ser una ONG!
Que me perdonen los obispos y los curas, si alguno después le arma lío a ustedes, pero es el consejo. Gracias por lo que puedan hacer.
Miren, yo pienso que en este momento esta civilización mundial se pasó de ‘rosca’, se pasó de ‘rosca’, porque es tal el culto que ha hecho al dios dinero, que estamos presenciando una filosofía y una praxis de exclusión de los dos polos de la vida que son las promesas de los pueblos.
Exclusión de los ancianos, por supuesto, porque uno podría pensar que podría haber una especie de eutanasia escondida, es decir, no se cuida a los ancianos, pero también está una eutanasia cultural.
No se los deja hablar, no se los deja actuar. Exclusión de los jóvenes, el porcentaje que hay de jóvenes sin trabajo y sin empleo es muy alto y es una generación que no tiene la experiencia de la dignidad ganada por el trabajo, o sea, esta civilización nos ha llevado a excluir dos puntas que son el futuro nuestro.
Entonces los jóvenes tienen que salir, tienen que hacerse valer, los jóvenes tienen que salir a luchar por los valores, a luchar por esos valores, y los viejos abran la boca, los ancianos abran la boca y enséñennos, transmítannos la sabiduría de los pueblos.
En el pueblo argentino, yo se los pido de corazón a los ancianos, no claudiquen de ser la reserva cultural de nuestro pueblo, que transmite la justicia, que transmite la historia, que trasmite los valores, que transmite la memoria de pueblo. Y ustedes, por favor, no se metan contra los viejos, déjenlos hablar, escúchenlos y lleven adelante.
Pero sepan, sepan que en este momento ustedes, los jóvenes y los ancianos están condenados al mismo destino: exclusión. No se dejen excluir, ¿está claro? Por eso creo que tienen que trabajar.
Y la fe en Jesucristo no es broma, es algo muy serio. Es un escándalo que Dios haya venido a hacerse uno de nosotros, es un escándalo, y que haya muerto en la cruz, es un escándalo, el escándalo de la cruz. La cruz sigue siendo escándalo, pero es el único camino seguro, el de la cruz, el de Jesús, la encarnación de Jesús.
Por favor, ¡no licúen la fe en Jesucristo!, hay licuado de naranja, hay licuado de manzana, hay licuado de banana, pero, por favor, ¡no tomen licuado de fe!
¡La fe es entera, no se licúa, es la fe en Jesús!, es la fe en el hijo de Dios hecho hombre que me amó y murió por mí.
Entonces hagan lío, cuiden los extremos del pueblo que son los ancianos y los jóvenes, no se dejen excluir y que no excluyan a los ancianos, segundo, y no licúen la fe en Jesucristo.
Las bienaventuranzas. ¿Qué tenemos que hacer padre?, Mira lee las bienaventuranzas que te van a venir bien y si querés saber qué cosa práctica tienes que hacer, lee Mateo 25 que es el protocolo con el cual nos van a juzgar.
Con esas dos cosas tienen el programa de acción: las bienaventuranzas y Mateo 25 no necesitan leer otra cosa, se los pido de corazón.
Bueno, les agradezco ya esta cercanía. Me da pena que estén enjaulados. Pero les digo una cosa, yo por momentos siento qué feo que es estar enjaulado, se los confieso de corazón.
Los comprendo y me hubiera gustado estar más cerca de ustedes, pero comprendo que por razón de orden no se puede. Gracias por acercarse, gracias por rezar por mí.
Se los pido de corazón, necesito, necesito de la oración de ustedes, necesito mucho. Gracias por eso.
Les voy a dar la bendición y después vamos a bendecir la imagen de la Virgen que va a recorrer toda la república y la cruz de San Francisco que van a recorrer misioneramente.
Pero no se olviden: hagan lío, cuiden los dos extremos de la vida, los dos extremos de la historia de los pueblos que son los ancianos y los jóvenes, y no licúen la fe.