
El cuerpo del papa Francisco, fallecido este lunes a las 7:35 (hora italiana), fue colocado este miércoles en la nave central de la Basílica de San Pedro para el inicio del velatorio público, que se extenderá hasta el viernes. Recién el sábado será enterrado en la Basílica de Santa María la Mayor, en Roma. Para preservar su cuerpo durante los seis días que durará este último adiós, especialistas aplicaron una técnica milenaria adaptada a los avances científicos actuales: la tanatopraxia.
Se trata de un procedimiento moderno y menos invasivo que los métodos tradicionales de embalsamamiento. Su objetivo es ralentizar la descomposición natural del cuerpo y permitir la exposición pública sin alterar la integridad estética del fallecido. En el caso del papa Francisco, su cuerpo fue preparado para permanecer abierto al público dentro de un ataúd de madera con interior de zinc.
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Qué es la tanatopraxia
La tanatopraxia consiste en la inyección de líquidos conservantes en el sistema arterial, combinada con una desinfección general y tratamientos estéticos. A diferencia de los antiguos métodos, no implica el reemplazo total de la sangre ni alteraciones internas profundas. La técnica busca preservar la apariencia del cuerpo con respeto y serenidad, facilitando la despedida de los fieles.
Andrea Fantozzi, presidente de la Asociación Italiana de Tanatopraxia (AIT), estuvo a cargo del procedimiento. Fantozzi, quien también trabajó en la conservación de los cuerpos de Juan Pablo II y Benedicto XVI, destacó que “los avances en la tanatopraxia permiten un cuidado altamente higiénico y un aspecto más digno para el último adiós”.
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Una práctica regulada y respetuosa
En Italia, la tanatopraxia fue regulada por ley en 2022 como una evolución del embalsamamiento tradicional. Se considera una práctica más ética y respetuosa, al utilizar sustancias menos agresivas con el cuerpo humano. Además del trabajo interno, incluye la corrección estética del rostro, manos y otros detalles visibles, para garantizar una imagen serena del fallecido.
Durante estos días, decenas de miles de personas pasarán por la plaza San Pedro para despedirse del primer papa latinoamericano de la historia. Su funeral, previsto para el sábado, marcará el cierre de un pontificado que buscó acercar la Iglesia a los desafíos del presente.
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