
Tener hijos en el último año de la Secundaria implica gastos descomunales. Entre el festejo de “último primer día”, el viaje de egresados, la fiesta de fin de año y la cada vez más opulenta presentación de buzos, la economía doméstica se ve amenazada, como pocas veces en el resto de la trayectoria escolar.
Pero vale detenerse en las tradicionales presentaciones de buzos o camperas que empezaron a concretarse en estas últimas semanas y que ahora agregan un plus de gastos a las familias. Y es que los cursos cobran una “entrada” a sus familiares y allegados que quieran ser parte del ritual “a todo trapo”.
El valor de ese pase, de acuerdo a una consulta de INFO DEL ESTERO, oscila entre los $3000 y $5000 por cabeza. Es decir, los padres de los estudiantes deben abonar esas sumas, además de haber costeado el buzo o campera, los accesorios, la ambientación de la escuela o un salón privado, la musicalización, diseño de coreografía, iluminación y efectos especiales (entre otros).
Hay quienes sostienen que es una medida razonable y que está dentro de la dinámica esperable. Para otros, la evolución del ritual de presentación se ha ido por las ramas y es un gasto completamente innecesario, especialmente en tiempos en los que el dinero no sobra.