
En los últimos días, causó preocupación en el país un brote de fiebre tifoidea en un edificio de Ciudadela. Aunque no es común un brote, los usuarios de las redes sociales quisieron saber más, haciendo que su nombre se vuelva tendencia en las redes.
Se trata de una enfermedad infecciosa causada por la bacteria Salmonella Typhi. Se transmite principalmente por la ingestión de alimentos o agua contaminados con heces de personas infectadas.
Es más común en regiones con condiciones sanitarias deficientes y escaso acceso a agua potable segura. Si no se trata adecuadamente, puede provocar complicaciones graves e incluso la muerte.
Los síntomas de la fiebre tifoidea suelen aparecer entre 6 y 30 días después de la exposición a la bacteria. Incluyen fiebre alta y persistente, dolor abdominal, debilidad general, pérdida de apetito, dolor de cabeza y, en algunos casos, erupciones cutáneas conocidas como “roséola tifoidea”.
También pueden presentarse diarrea o estreñimiento. Es fundamental consultar al médico ante la aparición de estos signos, especialmente después de viajar a zonas de riesgo.
🔴⚠️ Alerta por brote de fiebre tifoidea: “Podría estar en el agua”
😦 ¿Qué hay que hacer? 👉 El infectólogo, Eduardo López, ayuda a prevenir: https://t.co/4Igzp2VH1j pic.twitter.com/Vu6JLk7r5G
— InfoDelEstero (@infodelesterook) May 3, 2025
CÓMO PREVENIRLA
La prevención de la fiebre tifoidea se basa en medidas de higiene y saneamiento. Se recomienda beber solo agua segura (hervida, filtrada o embotellada), evitar consumir alimentos crudos o poco cocidos, y lavarse las manos con frecuencia, sobre todo antes de comer y después de ir al baño. También es importante asegurarse de que los alimentos sean manipulados y almacenados correctamente.
Existe una vacuna contra la fiebre tifoidea, recomendada principalmente para personas que viajan a zonas endémicas o que viven en áreas con brotes activos. Hay dos tipos de vacunas disponibles: una oral y otra inyectable. Aunque ninguna garantiza una protección absoluta, ambas reducen significativamente el riesgo de infección y suelen complementarse con las medidas preventivas mencionadas.
El diagnóstico y tratamiento oportuno son clave para una recuperación sin complicaciones. La fiebre tifoidea se trata con antibióticos específicos, pero el aumento de cepas resistentes hace que la prevención cobre aún más relevancia. Fortalecer el acceso a servicios de salud, agua potable y educación sanitaria sigue siendo esencial para controlar esta enfermedad en todo el mundo.