El innovador sistema de escuelas de Edimburgo para que sus estudiantes no usen el celular: cómo funciona

En dos escuelas secundarias de Edimburgo, los teléfonos móviles han dejado de ser parte del paisaje escolar. Desde hace algunas semanas, los estudiantes deben entregar sus celulares al ingresar y guardarlos en fundas especiales de la marca Yondr, que se bloquean automáticamente y solo pueden abrirse al finalizar la jornada. La medida rige incluso durante recreos, almuerzos y tiempos libres.

 

El objetivo de esta política es claro: fomentar un ambiente más atento en clase y recuperar la interacción cara a cara entre los alumnos. Según los directivos, el exceso de pantallas estaba afectando la concentración, el rendimiento académico y las relaciones sociales.

Las fundas, que se distribuyen a cada estudiante al comenzar el día, solo pueden ser desbloqueadas por el personal escolar. En escuelas como Portobello High School, se instalaron estaciones específicas para su resguardo, garantizando que no haya excepciones ni accesos no autorizados.

La iniciativa ha generado opiniones divididas. Mientras muchos padres celebran el regreso a un entorno más analógico, otros cuestionan la limitación del acceso a un dispositivo ya integrado en la vida cotidiana.

Del lado del cuerpo docente, los primeros resultados son positivos: menos distracciones, mayor participación en clase y un notable aumento en las conversaciones presenciales entre los alumnos. “El aula recuperó parte de su esencia”, señalaron desde la institución.

La experiencia en Edimburgo se suma a una tendencia creciente en distintas partes del mundo que busca repensar el lugar del celular en el ámbito educativo.

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