
Por Lourdes Suárez Torres
El 21 de mayo se conmemoró el Día Mundial de Protección de la Lactancia Humana, una fecha que busca poner en agenda la necesidad de defender una práctica milenaria que, aunque natural, hoy necesita apoyo, políticas públicas y sobre todo, acompañamiento profesional. En tiempos en los que las fórmulas infantiles y los ultraprocesados se promocionan como soluciones mágicas para alimentar a la infancia, escuchar a las puericultoras —especialistas en lactancia humana— se vuelve indispensable.
Entrevisté a dos referentes santiagueñas, Cecilia Cáceres y Natalia Camus, que acompañan a diario a familias que desean sostener la lactancia. Ambas coincidieron en algo clave: la lactancia no depende solamente del deseo individual de una madre, sino del entorno, las condiciones laborales, las políticas públicas, la información disponible y una red que sostenga.

¿Por qué es urgente hablar hoy de la protección de la lactancia humana?
Cecilia Cáceres fue contundente: “Es urgente porque la publicidad es engañosa, porque las exigencias para las madres son muchas y nadie piensa en lo que necesitan mamá y bebé. Solo se piensa en que esa madre vuelva al trabajo, a su vida de antes, y eso es difícil de combinar con la lactancia materna exclusiva. Aunque desde 1997 Argentina incorporó el Código de Sucedáneos de la Leche Materna de la OMS, aún hoy no existe sanción y es ignorado.”
Por su parte, Natalia Camus sumó una mirada complementaria: “Muchas familias, desde el desconocimiento, optan por las fórmulas cuando en realidad su deseo era amamantar. Lo hacen frente a una dificultad que aparece en la lactancia y no saben a quién acudir. Por eso es tan importante darle visibilidad a nuestra profesión, que muchos aún desconocen y que puede marcar la diferencia”.
El rol del Estado y la necesidad de una ley específica
Cuando les pregunté por el rol del Estado en la defensa activa de la lactancia, ambas fueron claras: la ley es necesaria, pero no suficiente si no se aplica en el territorio.
“Hay leyes como la 26.873 y la 18.284 para proteger y promover la lactancia humana, pero falta capacitación y presencia real en el sistema de salud. Por eso también pedimos que se apruebe ya la ley de puericultoras, para poder ocupar ese lugar que falta”, explicó Cecilia.
Natalia apuntó a cómo los mitos también son una barrera institucional: “Muchos creen que la leche materna solo sirve hasta los seis meses o que no llena al bebé. Eso lleva a elegir fórmulas creyendo que son más completas, cuando en realidad es al revés. El Estado tiene que intervenir para desmitificar y garantizar acceso a información y asesoramiento real.”
Políticas públicas y salud infantil
La falta de políticas públicas concretas afecta directamente a la salud en la primera infancia. “La lactancia previene enfermedades tanto a corto como a largo plazo. Esto implica menos gastos en salud pública, menos internaciones, menos licencias de padres por enfermedad de sus hijos”, explicó Cecilia, con la claridad que da el trabajo en el territorio. Quien en sus años de trayectoria, recorrió miles de kilómetros para acompañar a familias a domicilio.
Natalia agregó que “privar al niño de la lactancia es negarle beneficios afectivos, inmunológicos y preventivos ante enfermedades como obesidad, diabetes, hipertensión, leucemia. La información debería ser difundida como un bien social, no solo como una elección personal.”
Trabajo y lactancia: una tensión aún sin resolver
El regreso al trabajo suele marcar un punto de quiebre en la continuidad de la lactancia. ¿Cómo puede una mujer que acaba de parir volver a desempeñarse con la mente tranquila sabiendo que su bebé no podrá alimentarse lo necesario, o tener la contención de los brazos de su madre? Este punto, que interpela a muchas mujeres que trabajan en relación de dependencia es muy importante cuando no hay una red de sostén suficientemente fuerte para ella. Porque entre la vuelta a las demandas y exigencias fuera de casa y el deseo de sostener la lactancia materna exclusiva se producen tensiones que generalmente terminan en fórmlas y mamaderas. Duele que el sistema no fomente que gane la lactancia en esa lucha.

“El tener que separarse del bebé impacta negativamente. La lactancia es a demanda, y no siempre se apoya la extracción en los lugares de trabajo, ni hay espacios adecuados. Faltan condiciones, licencias extendidas, políticas que acompañen”, explicó Cecilia.
Natalia coincidió, pero puso el foco también en las consecuencias: “Esto impacta en la salud pública al tener niños que se enferman más, y también en lo económico de las familias, porque muchas no pueden sostener el costo de una alimentación con fórmulas.”
Una responsabilidad que no es solo de las madres
Ambas puericultoras insisten en que la lactancia debe ser pensada como una responsabilidad social, no solo como una carga sobre las mujeres.
“Se necesita apoyo, contención, acceso a información confiable, profesionales actualizados, equipos interdisciplinarios que trabajen con puericultoras”, enfatizó Cecilia.

“Cuando no se garantiza la posibilidad de amamantar, no solo se afecta la salud, sino también se genera un costo emocional y económico que muchas veces no se nombra”, sumó Natalia.
Obstáculos reales, soluciones colectivas
Entre los principales obstáculos que enfrentan las familias que eligen amamantar están la desinformación, la falta de redes de sostén y la ausencia de asesoramiento adecuado. “Hay dificultades en la lactancia que se podrían resolver con una orientación oportuna. Pero muchas familias no saben a quién acudir”, advirtió Cecilia.
Natalia fue clara: “La ley que impulsamos busca justamente eso: que todas las familias tengan acceso a una puericultora que las asesore y acompañe, sin tener que pagar de su bolsillo o caer en consejos poco actualizados.”
¿Dónde estamos paradas en Santiago del Estero?
Aquí, la situación es más crítica. Cecilia explicó que “en nuestra provincia aún somos muy pocas las puericultoras. Santiago del Estero es una provincia extensa, con mucha demanda y poca presencia profesional. No formamos parte del sistema público de salud ni estamos en hospitales. Solo trabajamos en consultorios privados, y ni siquiera podemos trabajar con obras sociales. Esto también pedimos con la ley: que podamos ser parte real del equipo de salud.“

Natalia, en sintonía, remarcó que “es indispensable que nuestra provincia también nos reconozca como parte del cuidado integral de la infancia. Las familias lo necesitan y no pueden esperar más.”
Sostener la lactancia humana hoy es mucho más que una decisión individual. Es una elección que necesita acompañamiento, información, políticas públicas y responsabilidad social. Las puericultoras no solo asesoran: defienden un derecho. Y como sociedad, tenemos el deber de escucharlas.