Fe que no conoce de impedimentos: “Soy un devoto de Santa Rita y me gusta venir”

A José Luis Rosales le cuesta llegar a la parroquia a veces, debido a sus problemas de salud. Sin embargo, los 22 de cada mes hace un gran esfuerzo para salir de su casa y llegarse porque ahí se siente bien y porque Santa Rita suele escuchar sus pedidos para que los dolores de la artritis mengüen.

Se acercó a este templo hace varios años porque sus hijos solían hacerlo e invitarlo. Cuando aun trabajaba siempre hacía un hueco en su jornada para pasar a rezar y luego seguía con su rutina. Con el correr de los años, las visitas al Santuario comenzaron a ser menos periódicas, pero su fe se mantiene intacta.

“Todos los 22 que puedo, vengo. A veces mi salud no me permite”, comenta en la parroquia, tras llegar caminando con bastante dificultad. “Hoy,-por esta mañana- cuando me he levantado estaba lloviendo, y bueno, digo: a la tarde voy a ir. A la tarde veo que la calle ya estaba seca, y he venido”, señaló.

“Soy un devoto de ella y me gusta venir”, responde acerca de las razones por las que siempre vuelve. Y, si bien, no tiene grandes peticiones, constantemente, reza para que la Santa “calme un poquito los dolores”.