
Tras la difusión de un video que generó conmoción en la comunidad religiosa, el sacerdote Sergio Romero presentó su renuncia y dejó de ejercer funciones en la Iglesia. En las imágenes, que se viralizaron en redes y grupos de WhatsApp, se lo ve acercarse a la cabina de un camión y hacerle una propuesta sexual directa al conductor. El obispo de Deán Funes, Enrique Eguía Seguí, aceptó la dimisión y quedó a cargo de la parroquia.
Romero, que llevaba 27 años como sacerdote, había sido suspendido de manera preventiva luego de que el escándalo estallara en medios y redes. El video, grabado por el propio camionero, muestra al cura vestido de civil, bajando de su vehículo, saludando al chofer y lanzando sin rodeos una propuesta de sexo oral. Ante la negativa del camionero, el religioso se retira sin oponer resistencia.
El hecho desató una investigación canónica interna bajo el canon 1717 del Derecho Canónico, que regula los procedimientos frente a denuncias graves. Sin embargo, la renuncia presentada el 12 de mayo frenó el proceso eclesiástico, según informó la prelatura.
La Iglesia confirmó oficialmente la aceptación de la dimisión. “Nos toca cuidar la fe del pueblo, la credibilidad de la Iglesia y el acompañamiento de las personas”, declaró el obispo Eguía al canal local. Agregó que Romero no será excluido, pero ya no ejercerá funciones sacerdotales.
Romero también se desempeñaba como vicepresidente de Cáritas diocesana y era miembro del Consejo Presbiteral. Desde el Instituto Presbítero Sagrado Corazón, al que pertenecía, emitieron un comunicado en el que manifestaron “tristeza y confusión” por el episodio. Aunque el sacerdote no hizo declaraciones públicas, en conversaciones privadas dijo sentirse “fortalecido” por el apoyo de algunos fieles.
El video, de apenas unos segundos, dejó consecuencias graves y rápidas. La escena, grabada de noche y sin cortes, muestra a Romero acercándose a pie a un camión detenido. El breve diálogo, captado en audio, termina con el sacerdote regresando a su vehículo tras ser rechazado.
El proceso que finalizó con su renuncia se enmarca en lo que el Vaticano denomina “pérdida del estado clerical”. Si bien la Iglesia sostiene que un sacerdote nunca deja de serlo espiritualmente, la dispensa aprobada por la autoridad permite retirarle todas las funciones y obligaciones, incluido el celibato.
Romero había sido suspendido oficialmente el 7 de mayo. Ese día, el obispo firmó un comunicado en el que confirmaba la apertura de una investigación eclesiástica. Menos de una semana después, el sacerdote ya estaba fuera del clero.