Anahí Figueredo, la multicampeona que desafía límites y estigmas en el fisicoculturismo

La fisicoculturista santiagueña Anahí Figueredo, oriunda de Añatuya, se prepara intensamente para afrontar una doble competencia de gran exigencia entre los meses de junio y julio. La primera parada será el Campeonato Argentino de Fisicoculturismo en Córdoba, donde buscará consagrarse por cuarta vez como campeona nacional. Posteriormente, los días 12 y 13 de julio, participará en el prestigioso torneo Mr. Universe, que se celebrará en Paraguay.

Figueredo, referente indiscutida del culturismo femenino en Santiago del Estero, viene de lograr un doble podio en el torneo Musumeci Classic del año pasado, un evento de alcance nacional e internacional organizado por la Federación Argentina de Fisicoculturismo y Fitness. En esta ocasión, el desafío no es solo físico, sino también económico: la falta de sponsors y apoyo institucional representa un obstáculo importante. “Mi preparación está descontada, pero preocupan los recursos. Ambas competencias implican mucho gasto”, afirmó.

De la tragedia a la elite del deporte

La historia de Anahí está marcada por la superación. Su ingreso al mundo del fisicoculturismo fue consecuencia de un dramático accidente de tránsito ocurrido en Reconquista, Santa Fe. Fue embestida por un camión y sufrió múltiples fracturas, quemaduras y lesiones internas. Pasó casi un año internada, con 30 fracturas en el cuerpo, incluyendo pelvis, sacro y cadera. Los médicos no daban esperanzas de recuperación.

“Me trajeron un cura para darme la extremaunción. No sentía nada del cuello hacia abajo. Pero me prometí vivir por mis hijos. Me dije ‘no me voy a morir’, y no morí”, recuerda. Tras meses de rehabilitación y una fuerza de voluntad inquebrantable, logró caminar nuevamente y poco después descubrió el fisicoculturismo.

Una carta, un encuentro y un renacer

Postrada en una cama, Anahí escribió una carta a una campeona argentina de fisicoculturismo, quien no solo le respondió, sino que la invitó a conocerla. Ese fue el inicio de un cambio radical. Pesando apenas 39 kilos, con el cuerpo lleno de cicatrices y una autoestima golpeada, comenzó a entrenar. “Mi cuerpo era un desastre, pero decidí prepararme sin que nadie supiera lo de mi accidente. No quería ganar por lástima”.

Ocho años después, no solo ganó aquel primer torneo en Corrientes, sino que fue abriéndose paso en el circuito nacional e internacional hasta llegar a competir en el Arnold Classic Brasil, uno de los eventos más prestigiosos del mundo.

Prejuicios y lucha por la aceptación

A pesar de sus logros, Anahí aún enfrenta el estigma y la incomprensión social. “Todavía hoy me miran como un bicho raro. Para muchos, una mujer con músculos sigue siendo algo que ‘no debería ser’. Pero ahora ya no me afecta como antes. El problema no es mío, es de ellos”, asegura.

Con 13 años dedicados al fisicoculturismo, Anahí se convirtió en una voz potente dentro de la disciplina. “Cada torneo que compito es una superación más. El deporte me salvó la vida, literalmente. Cambié mi estilo de vida, mi forma de pensar, mi manera de vivir. No soy ni un mínimo de lo que era antes del accidente”.

Hoy, su historia inspira a muchas personas y, aunque los obstáculos persisten, su compromiso con el deporte y su ejemplo de resiliencia la posicionan como una figura fundamental en la promoción y visibilidad del fisicoculturismo femenino en Argentina.