Salir a comer, un gusto que muchos argentinos se dan cada vez menos
(Imagen generada con IA)

El hábito de salir a comer fuera del hogar muestra una fuerte retracción en la Argentina. Según una encuesta realizada en marzo de 2025 por la consultora Kantar, el 76% de los argentinos redujo la frecuencia con la que asiste a restaurantes, bares o locales de comida rápida. El fenómeno se da en todos los niveles socioeconómicos, con mayor incidencia en los sectores más bajos, donde la reducción alcanza el 85%.

El aumento sostenido de precios, la pérdida de poder adquisitivo y la modificación de prioridades en el gasto doméstico figuran entre las principales causas. De acuerdo con los datos del INDEC, el precio relativo de los restaurantes respecto al de los alimentos aumentó un 20% entre enero de 2024 y enero de 2025, marcando el nivel más alto desde 2017.

La opción de salir a comer continúa vigente entre el 42% de la población, aunque con menor regularidad. Los espacios más elegidos son los restaurantes casuales (61%), seguidos por locales de comida rápida (38%) y cafeterías (29%). Las preferencias varían según la edad: los mayores de 65 años privilegian los restaurantes tradicionales, mientras que los jóvenes optan por alternativas más económicas o ágiles.

El principal motivo para salir sigue siendo la socialización, mencionada por el 66% de los encuestados. También se destacan las celebraciones, especialmente entre adultos de entre 35 y 49 años. Entre las razones que desalientan las salidas, el 74% menciona los precios elevados, seguido por los tiempos de espera (41%) y las malas experiencias previas (30%).

El impacto no es homogéneo. En ciudades del interior como Córdoba, Rosario y Mendoza, la tendencia también se refleja en una baja de la demanda, mayor búsqueda de menús económicos y crecimiento del consumo al paso. En localidades pequeñas, algunos comercios optaron por cerrar ciertos días o limitar su actividad al delivery y las viandas.

Los datos también evidencian un cambio en la conducta de los consumidores. En lugar de salidas frecuentes, se privilegia la elección puntual de ocasiones especiales. Muchos optan por alternativas con menor ticket promedio o promociones, y priorizan cafeterías, bares con combos accesibles y comidas rápidas. Esta adaptación responde tanto a una necesidad económica como al intento de conservar espacios de recreación.

En el Área Metropolitana de Buenos Aires, los precios de un plato en restaurante oscilan entre $17.000 y $35.000. Una pizza puede costar entre $18.000 y $30.000, con diferencias notables entre barrios. En zonas como Palermo o Puerto Madero, el ticket promedio se incrementa, mientras que en Almagro, Villa Crespo o Balvanera se encuentran opciones más accesibles.

El fenómeno también tiene consecuencias en el funcionamiento del sector. Algunos locales reportan caída en las ventas, recorte de personal y ajustes en la carta. Otros, en cambio, apuestan por promociones semanales o alianzas con apps de reparto para sostener su clientela.