
Hoy, como cada 29 de mayo celebramos en Argentina el Día Nacional del Folklorista. Una fecha establecida en conmemoración del nacimiento de Andrés Chazarreta, nacido en 1876 en Santiago del Estero.
Su figura representa el inicio de un camino que permitió visibilizar, organizar y proyectar las expresiones populares del país hacia el escenario nacional. Chazarreta fue músico, compositor, docente e investigador. En 1906 formó su Conjunto de Arte Nativo, con el que viajó por distintos puntos del país, reuniendo danzas, músicas y tradiciones orales que hasta entonces circulaban solo en el ámbito local.
En 1921 llegó al Teatro Politeama de Buenos Aires, llevando por primera vez el folklore santiagueño y del norte argentino a una sala porteña. Este hecho marcó un punto de inflexión en la historia de nuestra música tradicional porque el patriarca consiguió lo que nadie imaginaba.
Desde entonces, generaciones de artistas han seguido ese sendero, combinando interpretación, creación, recopilación y gestión cultural. Santiago del Estero ha sido —y sigue siendo— una de las provincias donde esta herencia encuentra continuidad. La lista de folkloristas nacidos o formados en esta tierra es extensa y diversa.
Raly Barrionuevo, por ejemplo, construyó su carrera interpretando y componiendo canciones que dialogan con la raíz popular, sin abandonar una mirada crítica y contemporánea. El Dúo Coplanacu, formado por Julio Paz y Roberto Cantos, llevó la chacarera a escenarios nacionales e internacionales, manteniendo un estilo que combina profundidad interpretativa y respeto por la forma tradicional. Este 14 tendrán oportunidad de disfrutar de una peña exclusiva en Santiago del Estero, e Info del Estero tiene una sorpresa para vos.
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Peteco Carabajal supo conjugar su historia familiar con búsquedas personales que lo llevaron desde la experimentación hasta el regreso a la fuente. Hoy con “Riendas Libres” muestra su capacidad de adaptarse a cualquier época. Jacinto Piedra, figura clave en los años 80, aportó una poética urbana y directa que lo convirtió en una voz necesaria.
La historia del folklore santiagueño también se sostiene en grupos como Los Simón, conocidos por su trabajo en la difusión de obras tradicionales, y las Sachaguitarras Atamisqueñas, que mantienen viva una técnica de construcción y ejecución instrumental propia de los parajes rurales del interior provincial.
Entre las nuevas generaciones, el dúo Orellana-Lucca revitaliza el repertorio local con composiciones propias y versiones potentes. Valeria Facelli, Los Núñez, Franco Ramírez, Soles y Lunas, entre otros, muestran que como dice la canción: “Mientras quede un santiagueño, la chacarera no morirá”.
Un recuerdo muy especial
Un lugar especial merece la figura de Musha Carabajal, quien falleció recientemente. Comenzó su camino profesional en el mundo del folklore a los 14 años, integrando Los Carabajal y, más tarde, compartiendo escenario con algunos de los más reconocidos artistas del país. Mario “Musha” Carabajal participó en giras nacionales e internacionales, grabó numerosos discos y contribuyó a mantener vigente el cancionero tradicional. Su estilo en la guitarra y el bombo, así como su compromiso con la cultura popular, lo convirtieron en una referencia ineludible del género.
Recordar a los folkloristas en su día es reconocer su tarea como intérpretes, pero también como transmisores de saberes y modos de vida. El folklore es más que identidad, es una forma de vida que nos hace sentir orgullosos de ser santiagueños.