
Aunque el cigarrillo tradicional ha perdido popularidad en los últimos años, otra amenaza avanza silenciosamente entre los más jóvenes: los cigarrillos electrónicos o vapeadores. Según alertó el Hospital Británico, estos dispositivos se están convirtiendo en una nueva vía de inicio al consumo de nicotina entre adolescentes y jóvenes, en muchos casos incluso desde edades muy tempranas.
A pesar de las restricciones legales, los vapeadores se han vuelto cada vez más accesibles para menores de edad. Sus diseños coloridos, la amplia variedad de sabores y la constante promoción en redes sociales han contribuido a naturalizar su uso y minimizar la percepción de riesgo.
Cifras que alarman
Los datos confirman esta tendencia. Según la Encuesta Mundial de Tabaquismo en Jóvenes (EMTJ) 2018, el 7,1% de los estudiantes argentinos de entre 13 y 15 años ya consumía cigarrillos electrónicos, y el 14,4% los había probado alguna vez. La situación se agravó en los últimos años: la Encuesta FIC Argentina 2023 reveló que en la Ciudad de Buenos Aires, el 8,9% de los adolescentes de entre 13 y 18 años eran consumidores actuales, y un preocupante 47,7% manifestó intención de probarlos.
Incluso entre chicos de apenas 12 y 13 años, el 25,2% reconoció haber usado vapeadores alguna vez, y el 11,2% en el último mes. Estos datos reflejan un inicio cada vez más temprano en el consumo y una creciente exposición a la nicotina.
¿Por qué los adolescentes eligen vapear?
Una de las principales razones es la enorme variedad de sabores disponibles —se estiman más de 16.000—, lo que hace que el producto resulte más atractivo y menos intimidante. Además, el vapeo ha ganado presencia en redes sociales y es promocionado por influencers y figuras públicas, reforzando la idea errónea de que se trata de un hábito inofensivo.
“Solo el 11% de los adolescentes encuestados considera que los cigarrillos electrónicos son perjudiciales para la salud”, señaló la Dra. Julieta Franzoy, neumonóloga y responsable del Consultorio de Cesación Tabáquica del Hospital Británico (M.N. 162.708). “Aunque se los presenta como una alternativa al cigarrillo tradicional, las evidencias científicas muestran que implican riesgos graves, especialmente entre los jóvenes”, advirtió.
Efectos invisibles pero graves
El uso de vapeadores no está exento de consecuencias. Entre los efectos documentados se encuentran enfermedades respiratorias severas como el síndrome EVALI (lesión pulmonar asociada al uso de cigarrillos electrónicos), así como impactos negativos en la salud mental, incluyendo síntomas de ansiedad, depresión y estrés. Además, estudios han encontrado en estos dispositivos sustancias tóxicas como plomo, níquel y formaldehído.
Frente a este escenario, especialistas insisten en la urgencia de reforzar las campañas educativas, aplicar regulaciones efectivas y fomentar políticas públicas que protejan a niños y adolescentes de esta nueva forma de adicción.
Fuente: Hospital Británico de Buenos Aires