
Cada 5 de junio, el mundo conmemora el Día Mundial del Medio Ambiente, una fecha instaurada por la Asamblea General de las Naciones Unidas en 1972 para promover la conciencia y acción ambiental global. Este 2025, el lema elegido es “Sin contaminación por plásticos”, un llamado urgente ante la creciente presencia de estos residuos en el planeta.
La situación es crítica. Según datos de la ONU, se producen más de 400 millones de toneladas de plástico al año, de las cuales la mitad son de un solo uso. Apenas el 10% se recicla, y más de 11 millones de toneladas terminan en océanos, ríos y suelos, alterando ecosistemas enteros y afectando tanto a animales como a seres humanos.
Uno de los ejemplos más alarmantes de esta crisis ambiental es la llamada “isla de plástico” del océano Pacífico. Se trata de una gigantesca acumulación de residuos que flota entre la costa oeste de América del Norte y Japón, en el Pacífico Norte. Aunque no es una isla sólida, se extiende por más de 1,6 millones de kilómetros cuadrados, formando una especie de “sopa plástica” compuesta principalmente por microplásticos, partículas menores a cinco milímetros casi imposibles de detectar a simple vista.
De acuerdo con The Ocean Cleanup, hasta el 86% de estos residuos proviene de la pesca, mientras que el resto corresponde a envoltorios, botellas, redes y objetos arrastrados por ríos y corrientes marinas. Estas corrientes, como el giro subtropical del Pacífico Norte, actúan como trampas que mantienen los desechos girando en la superficie oceánica, dificultando aún más su limpieza.
El impacto ecológico es profundo y silencioso. En tierra firme, animales como ranas y caracoles están incorporando microplásticos a sus organismos, con consecuencias aún desconocidas. En el mar, se ha comprobado que especies como briozoos, esponjas y gusanos están colonizando plásticos flotantes en alta mar, lo que evidencia una alteración de los límites naturales entre ecosistemas costeros y oceánicos, según un estudio publicado en Nature Ecology & Evolution.
Mientras tanto, el plástico también invade nuestros cuerpos. La ONU estima que cada persona ingiere más de 50.000 fragmentos de microplástico por año, sin contar los que se inhalan. “Invaden los alimentos, el agua e incluso el aire”, advirtió el organismo internacional.
En este contexto, las Naciones Unidas insisten en la necesidad de rechazar, reducir, reutilizar, reciclar y repensar el uso del plástico. La solución, afirman, no está solo en manos de los gobiernos, sino también en las decisiones cotidianas de empresas y ciudadanos.
El Día Mundial del Medio Ambiente 2025 se presenta así como una oportunidad clave para reflexionar y actuar, frente a una contaminación que ya dejó de ser invisible y que amenaza el equilibrio del planeta en su conjunto.