Cáncer de próstata: “Han aumentado las consultas por prevención”

“Lo ideal es que el hombre comience el control de la próstata a los 40 años y de ahí anualmente”, indica el Dr. Alberto Medina Sánchez, especialista en urología. La recomendación es a propósito del Día Mundial del Cáncer de Próstata, el segundo tipo más frecuente en hombres en Argentina, luego del de pulmón.

Según explica, en los últimos años, las consultas aumentaron gracias a una mayor información sobre el tema. Pero todavía queda mucho por hacer, dado que la mayoría de los pacientes no se ocupan de su salud, como debieran,, y acuden ya con síntomas, lo que significa que la enfermedad avanzó.

A diferencia de las mujeres, los hombres son reacios a los controles médicos y demoran una cita médica que podría salvarles la vida. Medina plantea que la medicina avanza hacia la “prevención”; es decir que los médicos intentan “llegar antes de que el cáncer esté instalado”.

“Porque, lamentablemente, la mayoría de los diagnósticos son tardíos. ¿Por qué? Porque el hombre no viene tempranamente, sino cuando ya tiene síntomas prostáticos”, afirma y pasa a enumerarlos uno a uno y de forma clara.

“Los síntomas son, sobre todo, la dificultad para la micción. Es un trastorno de vaciado de la vejiga, por lo general. Entonces, el paciente lo refiere como: ‘doctor, no orino bien. El chorro me ha disminuido, tengo un chorro más finito, ya no es con la misma potencia de antes, me levanto a orinar varias veces de noche, a veces cuatro, cinco veces, y a la mañana cuando voy a orinar me cuesta. Eso es lo que describe el paciente. Nosotros tenemos una palabra más técnica para hablar como polaquiuria, nocturia, pero en realidad la descripción del paciente es esa”, señala.

Más grave aún es que “a medida que avanzan en edad, esos síntomas son más frecuentes”. “Eso es lo que los trae a la consulta, pero muchas veces, estamos hablando ya de patología presente, donde la próstata ha crecido, y donde no ha habido un control previo”, agrega el especialista.

Factores a tener en cuenta

El urólogo explica que el factor principal a tener en cuenta en la prevención de este tipo de cáncer es la edad. Normalmente, comienza a desarrollarse después de los 40 años, con una frecuencia que crece a medida que aumenta la edad.

 

“Después de los 60 se hace cada vez más frecuente. Uno de cada ocho individuos puede generar un cáncer de próstata”, precisa. También puede ser un factor de riesgo la raza y la región geográfica. En la raza negra, “la frecuencia es mucho más alta que en un hispano o que en un latino”; mientras que, geográficamente, hay una mayor prevalencia en determinadas zonas de América Latina, Norteamérica y Europa.

Aunque con menor cantidad de estudios, se observa que “las patologías infecciosas o inflamatorias como la prostatitis, también pueden generar a largo plazo” el cáncer de próstata. Y, en última instancia aunque con menor injerencia, los hábitos, entre los que se encuentran el uso excesivo de picantes, el consumo de alcohol, de café y el tabaquismo. “Todos esos son factores que no son determinantes del cáncer de próstata, pero sí intervienen quizás en la formación, a largo plazo. Son muy poco estudiados por el momento”, señala.

Claro que, en el caso de que el paciente tenga antecedentes familiares, el seguimiento debe ser todavía más minucioso.

Tres pasos antes de una biopsia

Alcanzar un diagnóstico certero requiere tanto de estudios, como de una pesquisa. “Nosotros vamos a buscar el cáncer en realidad, y si no lo encontramos, mejor por supuesto. Pero la idea es ir a buscarlo tempranamente para que podamos hacer un diagnóstico y un tratamiento temprano”, refiere Medina.

En la actualidad se utilizan las ecografías de todo el “árbol urinario” que incluiría riñones, vejiga y próstata. Estas imágenes ofrecen información importante: “nos dice, por ejemplo, que tamaño tiene la próstata, que peso, que características tiene, si es homogénea, si es heterogénea, si hay nódulos… eso es importante, el nódulo te está avisando que hay una parte de la próstata que está creciendo anormalmente y la heterogenicidad, nos dice sobre todo que ahí puede haber células anormales. Porque en realidad el cáncer se genera por una célula anormal que empieza a crecer”, detalla.

A la ecografía se puede sumar el “antígeno prostático” o “PSA” que consiste en un análisis de sangre. “Nnosotros tenemos un valor normal que es hasta 4; de 0 a 4 es un valor normal para el crecimiento prostático; ahora por arriba de 4, a 10 y de 10 para arriba nos está avisando que hay algo anormal. No nos da diagnóstico por supuesto porque los estudios son para buscarlo, no para diagnosticarlo”, explica.

Cuando ese PSA es elevado, existe un aproximado de 25% de la presencia de un cáncer de próstata. “Ahora, ese antígeno prostático, por arriba de 10, aumenta la probabilidad a un 50%. Estamos hablando de porcentajes siempre y de posibilidades”, añade el médico y aclara que todavía en esos casos no se habla de “diagnóstico”.

El último examen que se utiliza es el tan temido tacto rectal. “¿Por qué es importante? porque al tocar la próstata se puede determinar si ese nódulo que se ve en la ecografía es duro o blando”. “Esas tres cosas (ecografía, PSA y tacto) nos llevan sí o sí a la biopsia de próstata que es la que da el diagnóstico del cáncer”.

El tratamiento

Además de ponerle “nombre y apellido” a la enfermedad, la biopsia “informa el tipo de cáncer” que padece el paciente. Y, sobre todo, ofrece una “estadificación”, en tanto permite conocer la extensión del cáncer, si está localizado en la glándula, si se ha extendido fuera… Por eso es que el tratamiento es definido en base a ese informe.

“Después se lo estadifica con estudios, se pide una tomografía computada y un centellograma de los huesos. Porque el cáncer, si es avanzado, tiene avidez por la invasión del pulmón, del hueso y el cerebro”, especifica y agrega que el caso ya se comparte con un oncólogo que es el especialista adecuado en la materia.

Dentro de las posibilidades que tiene el paciente ante un diagnóstico de este tipo está la cirugía y el tratamiento “hormonoterápico” para “bloquear la hormona de la testosterona”. Es decir, una “castración química”. “Previo a la aparición de estas drogas –continúa- lo que se hacía era la castración: sacar los dos testículos, porque al no haber testosterona, no hay posibilidad de que el cáncer avance”.

El otro esquema de tratamiento acude a la radioterapia. Esto porque “el tratamiento del cáncer de próstata es multidisciplinario y todo va a depender del informe de la biopsia. Si vos tienes un cáncer localizado en la próstata, igual al paciente le puedes dar una opción quirúrgica que es la prostatectomía radical, que es sacar la próstata para evitar que el cáncer pueda invadir otras zonas”.

Ahora, en caso de que el informe patológico muestre un cáncer que ha invadido otras zonas, ya no localizado en la célula prostática, se recurre a un “tratamiento combinado”. “Esto es, la hormonoterapia -que son drogas por vía oral e inyectables- y en su defecto, también proponerle la radioterapia. La radioterapia ha avanzado muchísimo, hay diferentes tipos y lo último que se está usando para la próstata es una cosa que se llama IRMT, que es radioterapia de intensidad modulada, en donde los rayos se aplican sobre la próstata y no irradian a otras zonas”, comenta.

A nivel mundial, el cáncer de próstata representa el 15% de los tumores diagnosticados en varones. Este 11 de junio, vale la pena recordar que, como en toda enfermedad, una detección temprana mejora significativamente las tasas de supervivencia.