En las últimas horas, un intento de escrache en redes sociales terminó con un inesperado giro a favor del acusado. Una usuaria de Facebook, publicó una denuncia contra un joven técnico en celulares de Santiago del Estero, acusándolo de haberle cobrado $93.000 por un cambio de módulo sin ofrecer garantías, tras un supuesto fallo en la pantalla del equipo. Pero lejos de generar indignación colectiva, los comentarios en su posteo le dieron la razón… al técnico.
El caso ocurrió en el local Niccell – Centro de Reparaciones, ubicado en Av. Madre de Ciudades y 16 del barrio Borges. Según relató la clienta, luego de recibir el celular reparado, el dispositivo presentó una mancha negra que atribuía a una falla del módulo instalado. Sin embargo, en las capturas de WhatsApp difundidas por ella misma, se ve claramente cómo el técnico le explica que el daño fue producto de un golpe, lo cual anula automáticamente la garantía de cualquier repuesto.
La palabra del técnico
La respuesta del técnico no tardó en viralizarse, cuando publicó su descargo en redes: “Ningún servicio técnico te puede dar garantía cuando el teléfono fue golpeado o mojado. Si el problema hubiera sido una falla del módulo, lo cambiaba sin problema. Pero acá hay una marca en la pantalla justo donde está la mancha, y eso es consecuencia de un golpe. La clienta misma terminó reconociendo que fue ‘por un golpecito’, pero aún así esperaba que me hiciera cargo”.
El joven también reflexionó sobre la exposición en redes: “No me afecta este escrache. Sé cómo trabajo, tengo mis clientes que confían en mí y me recomiendan. Lamentablemente, estamos en un rubro donde siempre hay malentendidos y quien termina perjudicado es el que trabaja bien”.
En los comentarios del post original, decenas de usuarios salieron a defender al técnico: “Te explicaron re bien y aún así lo escrachas”, “No hay garantía por golpes, eso lo sabe cualquiera”, y en la publicación del joven, también: “No tienes una idea cuanto te entiendo Nico querido. Tranqui los que te conocen saben de vos y de tu trabajo”, fueron algunas de las respuestas que revirtieron la intención de la denuncia pública.
El caso se convirtió en un ejemplo de cómo las redes, lejos de garantizar impunidad a quienes escrachan sin fundamentos, también pueden servir para defender el trabajo honesto. Y esta vez, el escrachado salió más que bien parado.
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