
El “Gardel de Oro”, la estatuilla más importante de los Premios Gardel, concebida para galardonar al “Álbum del año”, tiene nuevo dueño desde este miércoles: Ca7riel & Paco Amoroso, gracias a su disco Baño María. Sin embargo, en la antesala de la edición 27 del evento que da cuenta de la relevancia de la industria musical local, mandó la incertidumbre. Incluso en la tarde, cuando se pensaba que la duda se iba a disipar en la premiación de los rubros más técnicos y específicos, aún no se vislumbraba quién podía levantar el trofeo estelar. Aparte del dúo, en esa misma categoría compitieron Por cesárea, de Dillom; 166, de Milo J; El último baile, de Trueno (ganador del “Gardel de oro” en 2023); y La lógica del escorpión, de Charly García (vencedor de la terna en tres ocasiones).
Si Charly representaba a la historia del rock argentino, Dillom era la figura del recambio y de la flamante alternatividad. Algo parecido a lo que proponían los discos de Milo J y Trueno para la música urbana. Pero lo del tándem (sin abandonar lo popular) puso a la música nacional en un lugar tan moderno como ignoto, al igual que marciano. No hay nada parecido a ellos en este planeta, y ese trabajo lo confirma. A partir de la consolidación de esta sociedad, ahondaron en la intención vanguardista y profundizaron en esa estética que apela por una lectura universal del Río de la Plata. Es por eso que, por más que un sello multinacional los banque hoy, han sido coherentes y consecuentes con su deseo, por lo que ese Gardel no tiene sabor a batacazo, ni a sorpresa.
“Nos conocemos desde muy chiquitos”, contó Ca7riel en el escenario, mientras llevaba en brazos su “Gardel de Oro”. “Íbamos a fútbol y éramos malísimos, lo mismo en básquet. En natación nos ahogábamos. Íbamos al colegio juntos, y había abanderados. Nunca llegamos a eso, así que esto para nosotros es colgar la bandera”. El dúo triunfó además en las categorías “Mejor colaboración urbana”, por su participación en “Todo roto” (tema de Nathy Peluso); “Ingeniería de grabación”; “Mejor colaboración” (fruto de la unión con Tini en el single “Agua”); “Mejor álbum pop urbano”; “Mejor álbum en vivo” (por la versión en directo de Baño María); “Mejor diseño de portada”; y “Mejor videoclip largo”. O sea: obtuvieron las ocho categorías para las que fueron postulados, lo que los convierte en los grandes ganadores de la noche.

Luck Ra, el artista con más nominaciones en esta versión del evento, con un total de nueve, sólo se alzó en dos: “Mejor álbum de cuarteto” (Que nos falte todo) y “Mejor canción de cuarteto” (“Hola, perdida”, en la que también participa el rapero Khea). El artista no estuvo en la gala, de manera que su productor, Ramky, recogió los trofeos. Lali tuvo su hat-trick, de la mano de la misma canción, “Fanático” (incluida en el disco que presentó en Vélez este año, No vayas a atender cuando el demonio llama), en “Mejor vieoclip corto”, “Mejor canción pop” y una de las ternas centrales del galardón: “Canción del año”. La gran bestia pop argentina subió a recoger los tres gardeles al tablado del Teatro Coliseo, donde se realizó por primera vez la gala principal del premio.
Ahí se concedió la estatuilla a la “Mejor canción de folklore”, donde ganó Teresa Parodi con “Siempre a la misma hora”. Al recogerla, la artista dijo: “La música es amor. Digo no al discurso del odio que reina en nuestro país hoy, digo no al vaciamiento cultural, digo no a la descalificación permanente y digo no a la persecución y estigmatización de los que piensan distinto”. Además, le dedicó su laurel a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, lo que tornó a su discurso en el más político de la velada. Allanando el terreno para que luego Lali, en esa misma sintonía, afirmara que “toda salida es colectiva”. En tanto La Joaqui, cuando recogió su segundo premio (al “Mejor álbum artista tropical / cumbia”, por Tu patrona de lujo), advirtió que no hacía música, sino que generaba un espacio de contención.

Justo después de que Olivia Wald se llevara el Gardel al “Mejor nuevo artista”, en la única terna en la que sólo compitieron músicas, Dillom cerró las actuaciones con una performance acorde a su identidad artística, al tocar su tema “Cirugía” (nominado a “Canción del año”) de espaldas al público. No obstante, el pasaje rupturista de las dos horas de espectáculo, transmitido por televisión, sucedió cuando el músico de 24 años levantó el trofeo al “Mejor álbum de rock alternativo”. “Ya soy un artista de verdad”, ironizó, para luego bardear a los sellos multinacionales, que arrasaron una vez más con las 51 categorías en competición. Y es que lo suyo es un triunfo de la autogestión. De hecho, Milo J, el otro artífice independiente que acaparó varias postulaciones, no se llevó ninguna.
El resto de los nominados al “Gardel de oro” tampoco tuvieron tanta suerte. Trueno ganó en “Grabación del año” y “Mejor canción urbana”, y Charly también tuvo sendos aciertos: “Mejor álbum artista de rock” y “Mejor canción de rock”. Los dos últimos se entregaron previamente, en la ceremonia premier, en el Teatro Broadway. Ahí venció Gustavo Santaolalla como “Productor del año” y “Mejor álbum banda de sonido cine/tv”. Kevin Johansen se hizo con “Mejor álbum canción de autor”, Juliana Gattas entró en el club de artistas que ganaron el Gardel de forma grupal y solista (por su debut en solitario, Maquillada en la cama), Peteco Carbajal obtuvo el “Mejor álbum artista folklore” y María Becerra mereció “Mejor canción pop urbano”. Y hubo un reconocimiento especial a Johnny Tedesco por su carrera.
Más tarde, en el Teatro Coliseo, se realizó la gala principal, donde se produjo la alfombra roja y la mayoría de los shows. En contraste con el año pasado, en el Movistar Arena y caracterizado por un programa ostentoso, el evento creado por la Cámara Argentina de Productores de Fonogramas y Videogramas (CAPIF) esta vez pareció austero. No obstante, Gabriela Rádice, conductora de la velada, le puso tanta garra a su rol que cualquier detalle ajeno al guión se tornó en una nimiedad. Carolina Minella y Ariel Ardit tributaron a Carlos Gardel por los 90 años de su muerte, secundado por los shows de Nahuel Pennisi y Silvina Moreno (versionaron “Trátame suavemente”), La K’onga, Banda XXI, Eruca Sativa, Olivia Wald y The La Plata con Valentino Merlo. Lo que confirmó, una vez más, la pluralidad de la música argentina.