Vitroilusión: paisajes que se mueven y relajan con una singular técnica que sorprende en la Feria Artesanal
Vitroilusión

Por Melissa Ramírez

La feria artesanal por el 472° aniversario de Santiago del Estero volvió a llenar de colores, texturas y creatividad el paseo que cada año convoca a una multitud.

En cada carpa, los visitantes pueden encontrar desde tejidos hasta cerámica, pasando por trabajos en madera, cuero, metal y vidrio. En medio de esa diversidad, una propuesta se destaca no solo por su estética, sino por su efecto hipnótico: “Vitroilusión”, el arte de Silvia Rivarola.

Silvia llegó desde Posadas, Misiones, con una colección de cuadros que no son lo que parecen. A simple vista, parecen vidrios pintados; pero al observarlos de cerca, revelan su magia: son dos placas de vidrio que en su interior contienen una arena finísima suspendida en un medio líquido. Cuando se invierten, la arena comienza a caer lentamente y va formando distintos paisajes. “Yo coloco los materiales, pero el cuadro hace lo que quiere”, cuenta Silvia con una sonrisa tranquila.

El efecto es inmediato. Los paisajes cambian con cada movimiento. Algunos se forman rápido, otros con lentitud. Pero en todos los casos, el resultado es el mismo: atrapan, relajan, invitan a detenerse. “Es lo que más me gusta de mi trabajo. Que las personas se quedan mirando, se olvidan de todo. Me dicen que les baja la ansiedad, que los calma”, comparte.

Cada pieza está completamente hecha a mano por ella: desde el corte del vidrio hasta el ensamblado. Silvia lleva más de 30 años desarrollando esta técnica que, según afirma, no ha visto replicada en ningún otro lugar. “Pensé que podía haber alguien más que los hiciera, pero no. Esto no hay. Miré y no encontré otra cosa igual”, asegura.

Su presencia en la feria santiagueña no fue casual. Hacía tiempo que, entre colegas artesanos, le sonaba la posibilidad de venir. Finalmente fue convocada y no lo dudó. “Es una hermosa feria, muy grande. Todo fue ordenado, aunque la venta es lenta y tranquila. Hay que sostenerse, sobre todo cuando uno viene de tan lejos. Se necesita perseverancia”.

Los cuadros de Vitroilusión tienen precios accesibles, desde $5.000 los más chicos hasta $28.000 los más grandes, con la opción de personalizarlos con grabados. Una obra que no solo adorna, sino que también calma, “sintiendo” el arte.