
El fiscal federal Eduardo Taiano citó a más de 100 militares vinculados a tareas de inteligencia durante el kirchnerismo a declarar en la causa por la muerte del fiscal Alberto Nisman. La medida se basa en información enviada por el Ministerio de Defensa, donde se identifica a personal del Ejército que actuó bajo las órdenes de César Milani, exjefe militar.
La decisión impacta también en quienes se desempeñaron como Personal Civil de Inteligencia (PCI), y que habrían mantenido comunicaciones relevantes horas antes y posteriores al hallazgo del cuerpo el 18 de enero de 2015, en Puerto Madero.
Qué cambió
La sospecha de Taiano es que la muerte del fiscal se produjo en el marco de una disputa entre facciones enfrentadas dentro de los servicios de inteligencia. Los dos principales habrían sido liderados por Antonio “Jaime” Stiuso y Fernando Pocino, ambos exfuncionarios de la exSIDE.
El domingo por la mañana, cuando todavía no se conocía del fallecimiento del fiscal, se detectaron múltiples comunicaciones entre agentes, funcionarios y militares.
Nisman había denunciado a la entonces presidenta Cristina Kirchner y a varios de sus funcionarios por encubrimiento en la causa AMIA, a raíz de la firma del memorándum con Irán. Cuatro días después de esa presentación, apareció muerto con un disparo en la cabeza. Para la Cámara Federal, se trató de un homicidio.
Hipótesis del “suicidio simulado”
La hipótesis del “suicidio simulado” fue reforzada por un peritaje de la Gendarmería Nacional que determinó que Nisman fue reducido por al menos dos personas, drogado con ketamina y asesinado con el arma que, según el técnico informático Diego Lagomarsino, él mismo le había entregado días antes.
En paralelo, la Justicia reactivó un expediente que investiga si la escena del crimen fue alterada deliberadamente. Más de 50 personas, entre ellos funcionarios del kirchnerismo, policías y peritos, habrían ingresado al departamento de Nisman, contaminando pruebas clave. Entre los imputados figuran el exsecretario de Seguridad Sergio Berni, su colaborador Darío Ruiz y los exjefes de la Policía Federal y Prefectura.
Además, se analizan más de 45.000 comunicaciones telefónicas registradas en el año previo al crimen, con al menos 500 líneas identificadas pertenecientes a espías, funcionarios y miembros del Ejército. Un personaje clave en ese entramado fue Alberto Mazzino, cercano a Stiuso pero también con nexos con Pocino, así como Alejandro Mota, otro hombre del círculo de inteligencia que intercambió decenas de llamadas ese fin de semana.