
En medio del intenso frío de la mañana y las largas filas formadas desde horas tempranas por personas que esperan ser atendidas en las auditorías de pensiones, un gesto simple pero profundamente humano marcó la jornada en Añatuya: comerciantes locales se acercaron de manera espontánea a ofrecer desayunos a quienes aguardaban su turno.
Con termos, mate cocido, café caliente y algo para comer, demostraron que la solidaridad y el compromiso con la comunidad también se expresan en los pequeños actos cotidianos. Este tipo de acciones reflejan el espíritu añatuyense: el de tender la mano cuando más se necesita.
El día anterior, la llegada de cientos de personas provenientes de localidades vecinas como Los Juries, parajes rurales y ciudades aledañas, incrementó considerablemente la cantidad de asistentes. La situación derivó en momentos de tensión que requirieron la intervención de la policía local para evitar desmanes entre quienes esperaban en la fila.
Muchas de estas personas, en su mayoría adultos mayores —algunos con dificultades para movilizarse—, no lograron ser atendidos durante la jornada del jueves. Ante la imposibilidad de regresar a sus hogares, decidieron pasar la noche en la calle Alvear, frente al Centro Cultural Gottau, para asegurar un lugar en la atención del viernes por parte de la auditoría dispuesta por la Agencia Nacional de Discapacidad, en el marco del control de las pensiones otorgadas por ANSES.
Vecinos de la ciudad también se sumaron con gestos solidarios: acercaron café, agua caliente y frazadas para acompañar a quienes pasaron la noche al aire libre.