
Escalofriantes mensajes aparecieron en el predio de la ex terminal de ómnibus de la provincia de Tucumán. En medio de espacios completamente deteriorados, se puede leer las frases de mujeres que fueron víctima de trata con fines de explotación sexual en ese sitio, donde antes funcionaban dos boliches que encubrían prostíbulos.
Los letreros son parte de una campaña de la Fundación María de los Ángeles, creada por Susana Trimarco, madre de Marita Verón, la joven tucumana secuestrada el 3 de abril de 2002 y obligada a prostituirse, según el testimonio de testigos, dado que nunca apareció.
En los carteles, ideados y producidos por el Departamentos de Salud Mental y Trabajo Social hay testimonios terribles de víctimas cuando vivieron el horror, incluso algunas de ellas eran solo adolescentes. “Me dijeron que entregaría folletos para un boliche en la plaza de las Termas”, dice uno de los letreros sobre el método de captación que usaron los explotadores. El mismo, lleva la firma de “Xime”, de 20 años.
“A mi hermano lo mataron por buscarme en los prostíbulos”, dice otro de “Ámbar”, de 30 años y un tercero, de “Iris”, de 15 años, sostiene: “Él me prometió que mi vida cambiaría”. Uno de los más cruentos, revela cómo escapó una de las víctimas: “Tuve que saltar de un tercer piso para poder escapar, estaban violándome entre tres”.
Con una serie de imágenes en el que desplegaron la campaña, la Fundación detalla: “Una casa herida por dentro, una dirección marcada por el silencio. Sargento Gómez 58, en la ex Terminal de Tucumán. El sitio del horror tenía dirección”.
Describe que los prostíbulos funcionaban “a pocos metros de donde cada día miles de personas iban y venían, apuradas por sus rutinas. Mientras la ciudad latía con normalidad, en ese lugar ocurrían cosas atroces”.
Recién en 2015, el lugar fue allanado, cuando “muchas mujeres fueron explotadas, quebradas, sometidas. Cada rincón guarda una historia que no debería haber ocurrido nunca. Una cama, una puerta cerrada, un silencio pesado”.
“Estuvimos ahí. Y todavía quedaban ecos de lo que no debería haber pasado. Nos tembló el cuerpo. Nos dolía pensar que esas paredes fueron testigos de tanto sufrimiento. Pero decidimos volver, entrar, mirar de frente y rendir homenaje. Pegamos en las paredes testimonios reales de mujeres que sobrevivieron. Nos conmovimos en silencio. Registramos para que no se olvide”, manifestaron a través de sus redes sociales.
Las fotos y texto de Lourdes Martínez, recuerdan que “la Trata tiene lugares, nombres, heridas. Y porque recordar también es una forma de luchar. Porque la memoria también es una forma de justicia”.