
Este domingo celebramos el Día del Niño, y qué mejor manera de hacerlo que viajando juntos a esa bella etapa de nuestras vidas, marcada por la inocencia, las aventuras interminables y esas travesuras que todavía nos sacan una sonrisa. En nuestro posteo del sorteo de kits de juegos por el Día de las Infancias, muchos lectores se animaron a compartir sus mejores (y peores) recuerdos de la niñez, y nosotros no podemos dejar de repasar algunas de esas historias entrañables.
Porque ser niño era eso: escaparse a la siesta con la honda a buscar pajaritos, correr tras las gallinas al atardecer o tirar bombitas desde el techo para hacer enojar a los vecinos. Y también, claro, jugar a las escondidas, treparse a cualquier lado o acercarse demasiado a los enchufes, con ese mix de aventuras y peligros que hoy recordamos con una mezcla de risa y nostalgia.
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Las mejores anécdotas que ya participan por los kits de juguetes
Entre las anécdotas que nos dejaron, hubo de todo. Una lectora contó cómo, junto a su hermana, jugaban con un encendedor a la siesta y casi prenden fuego la moto de su papá. Otro recordó que metió la cabeza en un objeto extraño y no la podía sacar hasta que sus hermanas lo rescataron, mientras alguien más confesó que de niña le cortó el pelo a todas las muñecas de su hermana, travesura que su mamá aún repite en cada reunión familiar.
También hubo historias más insólitas: quienes se animaban a comer ladrillos, quienes pegaban chicles en el pelo de sus hermanos o quienes, con pura picardía, salían a besar a las amigas de sus hermanas. No faltaron los clásicos: poner un clavo en el enchufe, escaparse por la ventana o irse al canal sin avisar. Y cómo olvidar esas bombitas “manzanitas” desde el techo, que terminaban con vecinos golpeando la puerta para reclamar en cada verano.
Otros recuerdos nos trasladan a tardes de verano en bicicleta con amigos, a perderse en un colectivo por la ciudad o a revolcarse en el piso con leche en polvo y harina cuando mamá dormía la siesta. Y, por supuesto, a esos mágicos atardeceres en el corazón del monte en el interior de nuestra provincia, corriendo tras las gallinas para mandarlas a dormir.
Todavía puedes contar tu anécdota
Cada relato es una ventana abierta a la niñez, a ese tiempo donde todo parecía un juego y cualquier travesura terminaba en un recuerdo inolvidable. Y lo mejor es que todavía queda tiempo para participar del sorteo de kits: solo hay que comentar en nuestro posteo con la mejor (o peor) anécdota de infancia.
Porque este Día del Niño no solo se trata de regalar juegos, sino también de celebrar lo que nunca se pierde: la alegría de haber sido niños.