
Las ponencias del XXI Congreso Nacional de Psicología Forense se iniciaron con la conferencia del Dr. Eduardo Llugdar, vicepresidente primero del Superior Tribunal de Justicia, quien disertó sobre los “Desafíos de la Psicología Forense como Ciencia Antropológica aplicada en el nuevo siglo”.
En ese marco, el magistrado expresó: “Respeto mucho la autonomía disciplinaria, aunque hoy con la interdisciplinariedad, a todos los que trabajamos con la problemática humana, nos une un factor común: buscar respuestas y soluciones para que esa problemática pueda ser amortiguada”.
“Por eso, la conducta humana, prosiguió, tanto el Derecho como la Psicología y otras ramas de la Antropología Social, es un punto de encuentro que está ligado, por lo que hoy también es una obligación que tenemos todos los profesionales que trabajamos en estos ministerios, trabajar una apertura interdisciplinaria y con una orientación a buscar la transmisibilidad”.
A continuación, mencionó que “la conducta humana evoluciona, no es estática. Por eso, la Psicología Forense, además de ser un ámbito de la Psicología General, es aplicable dentro de los conceptos que maneja las Ciencias Antropológicas aplicadas, porque debe especializarse conforme la función que le asignaron y sobre todo dentro de lo que son los aspectos que se trabajan, aparecen estos enfoques interdisciplinarios que van generando dinámicas de trabajo que exige a los psicólogos y psicólogas forenses estar permanentemente actualizados y capacitados”.
“Porque así como Eduardo Couturre, en el decálogo del abogado, decía: Estudia porque el Derecho se transforma y si no te actualizas ante la evolución del tiempo, cada día serás menos abogado” y esto puede ser traspolado a la Psicología Forense”, agregó.
Al avanzar en ese concepto, dijo que “el psicólogo que se conforma con un saber adquirido en la universidad y se queda en el tiempo, será cada menos psicólogo forense, porque no sabrá resolver las problemáticas dentro de las incumbencias disciplinarias”.
Refiriéndose a los desafíos actuales, el magistrado consignó que “voy a dividirlos en siete ejes, dentro de los que quizás tengamos todos los que trabajamos con estos problemas humanos para abordar estas cuestiones, Fundamentalmente, por los cambios en los tiempos actuales, dado por el reconocimiento de derechos a muchos colectivos y por la irrupción de las tecnologías, que nos ha insertado a todos dentro de la nueva Revolución Industrial y de servicios”.
Para concluir, detalló que “estos desafíos son la integración interdisciplinaria, dentro de una complejidad cultural; avances tecnológicos; la adaptación a nuevos tipos de delitos; polarización social y la politización de la justicia; actualización metodológica y científica, lo que implica capacitación constante para facilitar la interdisciplinariedad para mantener la credibilidad.; formación profesional continua porque no puede haber escasez de programas de capacitación; prioridad en la atención a los colectivos que están sometidos a una condición especial de vulnerabilidad.”