Los incidentes en Avellaneda dejaron 10 heridos, 90 detenidos y destrozos

El encuentro de vuelta por los octavos de final de la Copa Sudamericana entre Independiente y Universidad de Chile terminó en un escándalo este miércoles por la noche, luego de que se desatara una batalla campal en las tribunas del estadio Libertadores de América-Ricardo Enrique Bochini. La violencia dejó al menos diez heridos y 90 detenidos, y obligó a la Conmebol a cancelar oficialmente el partido.

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Los incidentes comenzaron cuando un grupo de hinchas chilenos, ubicados en la tribuna Pavoni Alta, lanzó proyectiles y objetos contundentes hacia la parcialidad local. Muchos simpatizantes del “Rojo” buscaron refugio bajo las gradas, mientras otros invadieron el campo de juego para protegerse y forzar la detención del encuentro.

Pese a los intentos de la voz del estadio por ordenar la evacuación de la tribuna visitante, los ataques continuaron. La falta de intervención inmediata de las fuerzas policiales agravó el cuadro: la barra brava de Independiente respondió con violencia, generando corridas, robos y agresiones masivas contra los hinchas de la U que aún permanecían en el estadio. En medio del caos, al menos dos simpatizantes chilenos resultaron heridos al lanzarse desde lo alto de la tribuna para escapar de los enfrentamientos.

El árbitro decidió suspender el partido en el minuto 48, cuando el marcador estaba igualado 1-1. Más tarde, la Conmebol anunció la cancelación definitiva del encuentro, dejando el futuro de la serie en manos de su Tribunal Disciplinario.

Ahora, el organismo deberá definir no solo el destino deportivo de la llave, sino también las sanciones que podrían recaer sobre ambos clubes, en lo que se perfila como uno de los episodios más graves de violencia en la historia reciente del certamen continental.