
La infidelidad de Gimena Accardi a Nicolás Vázquez luego de 18 años de matrimonio, puso en la palestra el debate que sobrevuela desde hace tiempo: ¿La monogamia está en crisis? ¿Es la única forma de pensar el amor romántico? ¿Qué dicen los especialistas?
El modelo de “exclusividad”, considerado durante siglos como la forma “natural” de vincularse, hoy aparece bajo la lupa de especialistas y de una sociedad que, cada vez más, se permite cuestionar lo establecido.
“Lo que vemos no es la desaparición de la monogamia, sino un proceso de transformación”, explica la socióloga Eva Illouz, referente en estudios sobre el amor contemporáneo, autora de “El fin del amor: Una sociología de las relaciones negativas”.
Según ella, el cambio radica en que la exclusividad dejó de ser un mandato incuestionable para convertirse en una elección consciente —y, en muchos casos, negociada— entre las parejas.
¿Qué ocurre con las nuevas generaciones?
La psicóloga argentina Ana Moreno coincide y agrega: “Hay generaciones jóvenes que crecieron escuchando hablar de poliamor, vínculos abiertos o relaciones libres. Eso no significa que rechacen la monogamia, sino que ya no la ven como única opción”.
El debate trasciende lo estrictamente romántico. Antropólogos recuerdan que la monogamia no fue siempre la regla: pueblos originarios y culturas ancestrales practicaron distintos modelos de convivencia, muchos de los cuales no respondían a la idea de pareja exclusiva.
“La monogamia, tal como la entendemos, es una construcción histórica vinculada a la propiedad privada y a la organización de la familia moderna”, apunta el investigador y sexólogo, José Luis García.
Sin embargo, los especialistas advierten sobre un error común: pensar que la monogamia es “antigua” y que todo lo nuevo implica libertad. “Los acuerdos abiertos requieren la misma o incluso más comunicación, confianza y responsabilidad que las relaciones monógamas”, explican.
“Muchos llegan con la sensación de que la monogamia no alcanza, pero al mismo tiempo sienten miedo de perder seguridad afectiva”, cuenta Moreno. En otras palabras: el deseo de explorar convive con el anhelo de estabilidad.
Mientras tanto, las redes sociales amplifican las discusiones. Memes, hilos de X y videos en TikTok viralizan frases como “monogamia o bala” o “patria y familia”. Lejos de ser meras consignas, funcionan como disparadores que empujan a preguntarse qué significa amar en un tiempo donde la individualidad pesa tanto como el compromiso.
¿Estamos realmente frente al fin de la monogamia? O ya dimos vuelta como sociedad y pensamos los vínculos sexoafectivos desde otra posición, es decir, desde el modelo tradicional con el que probablemente crecieron nuestros padres y abuelos, o es una simple reacción de rebeldía contra los cambios que experimentamos en los últimos años.