Insólito: Un hombre lleva 55 años encerrado en su casa para no salir con mujeres porque lo “aterran”

El hecho se conoció en Argentina a través del medio Clarín, pero se volvió viral en todo el mundo. El protagonista es Callitxe Nzamwita, un hombre mayor de Ruanda que se mantiene aislado en su vivienda desde hace casi seis décadas, para no tener contacto con el sexo opuesto.

¿Cómo vive?

Vive en un lugar muy pequeño y de pésimas condiciones materiales, donde se ha refugiado para evitar contacto con personas del sexo femenino.

Desde principios de 1950, Callitxe Nzamwita, un hombre de 73 años de Ruanda, África, se encuentra encerrado en una especie de choza, en la que se refugia desde que tenía 16 años, cuando decidió aislarse de la sociedad.

¿El motivo? no desea ver mujeres, ya que le causan mucho miedo. “La razón por la que me encerré es porque no quiero que las mujeres se me acerquen. Me aterran”, dijo el propio Callitxe, quien ni siquiera quiere hablar con ellas, en una entrevista que le realizó el medio local Afrimax.

Tal es el pánico que las personas del sexo femenino le causan a Nzamwita, que este decidió resignar las comodidades que puede ofrecer una casa normal y, en cambio, vive en un diminuto lugar, donde la cocina, la cama y el baño están juntos.

“Puse la cama alta para no caerme y quemarme con el fuego”, le dijo el hombre a Afrimax, mientras señalaba un sucucho algo levantado y sostenido por cañas, con frazadas viejas y ramas que simulan una almohada, a la par que mostraba un lugar del piso de tierra, donde suele hacer llamas para calentarse o cocinar.

Minutos después, se dirige hacia el “baño”: un pequeñito pozo, pegado a la cama, en donde hace todas sus necesidades.

Tiene patio interno

Al único lugar al que Callitxe sale es a una especie de patio interno, al que separó del espacio exterior con una barrera de cañas, con el objetivo de que tampoco lo vean cuando está allí.

No obstante, paradójicamente, una vecina del hombre declaró que son mujeres las que le llevan los elementos básicos que necesita para vivir. Pero tampoco así establecen contacto: le tiran los paquetes por encima de las vallas y luego él los recoge. “Desde chicas sabemos que este hombre vive aislado”, dijo esta mujer.

A sus 73 años, y tras casi 60 años encerrado en condiciones deplorables, Callitxe Nzamwita exhibe un aspecto físico muy desmejorado. Sin embargo, no se lo nota inconforme con su situación, sino más bien lo contrario. Aprendió a vivir así, para conseguir su objetivo mayor: no cruzarse con mujeres.

Aunque parezca mentira, el sentimiento de rechazo de Callitxe hacia el sexo opuesto es el resultado de un trastorno conocido como “ginefobia”.