¿Y si el equipo pudiera sostenerte?

Por Cecilia Inés Russo*

Hace unas semanas, en un proceso de coaching, una gerenta me relataba su cansancio. Se sentía agotada, como si cada día cargara sobre sus espaldas no solo las tareas propias de su puesto, sino también los silencios, las omisiones y las descoordinaciones de todo su equipo. “Si yo no lo hago, no se hace”, me decía con una mezcla de orgullo y resignación. Y mientras hablaba, supe que estaba describiendo la misma imagen que vimos en el artículo anterior: la del líder que se convierte en sostén absoluto de la dinámica cotidiana.

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La escuché con atención. Su compromiso era enorme, pero también lo era el costo: noches sin descanso, decisiones sin apoyo, poco margen para lo estratégico y, sobre todo, un sentimiento profundo de soledad en medio del ruido de sostener la trama. Fue entonces cuando, en medio de nuestra conversación, le hice una pregunta sencilla:

—¿Y si el equipo pudiera sostenerte?

Ella se quedó en silencio. Lo repitió para sí misma, como si la idea apenas cupiera en su mundo conocido. Era la primera vez que se permitía imaginarse siendo acompañada en lugar de ser siempre la que sostiene. Esa pausa abrió un espacio nuevo, y con él, la posibilidad de regeneración.

Cecilia Inés Russo

Porque un equipo vivo no es aquel que depende de una sola persona para funcionar. Un equipo vivo se sostiene en conversaciones que distribuyen responsabilidad, que habilitan pedidos y ofertas, que hacen de los compromisos algo compartido y no una carga individual. Un equipo vivo abre espacio para que aparezca la confianza, para que los errores se conviertan en aprendizaje, y para que cada integrante encuentre su propio lugar desde donde aportar.

*Cecilia Inés Russo es Master Coach Ontológico Profesional y Directora de Aquí & Ahora Coaching y Consultoría