
El grabador de Info del Estero empieza a correr. La entrevistada, nerviosa, visiblemente angustiada, pero convencida, frota sus manos, respira profundo y comienza: “Mi nombre es Mariela Figueroa, tengo 40 años y soy de La Banda. Me encuentro en una situación desesperante con mi hermana a quien quiero ayudar y actualmente la tengo internada en una clínica de salud mental aquí en Santiago”.
Mariela habla de Iris Figueroa, su hermana, de 35 años, internada en un centro de salud mental, intentando recuperarse de años de violencia física, psicológica y de la separación de su hija, de 9 años, a quien aún no puede ver.
Iris se fue muy joven, siendo adolescente, a la provincia de Buenos Aires, más precisamente al partido de Avellaneda, en busca de una mejor calidad de vida, dejando atrás el paraje Algarrobal Viejo, departamento Pellegrini. Allí se enamoró de un correntino, Pai umbanda, llamado Néstor Ramírez, de 46 años, con quien comenzó un vínculo que luego terminó siendo una pesadilla cargada de violencia, oscurantismo, rituales y en el colapso mental de Iris.
El relato de Mariela prosigue: “Mi hermana se vino escapando de Buenos Aires, el año pasado para pedir ayuda aquí, pero luego de terapias y por las amenazas de este correntino, papá de su hija, se volvió, y la obligó a que no tenga más contacto con nadie de su familia. Pero pudo volver, y ahora está internada en un centro de salud mental, progresando y saliendo de a poco”.

Mariela afirma que no tienen ningún tipo de contacto con la niña, hoy de 9 años de edad y que “mi hermana nos habla de abusos, rituales umbandas en los que participaba ella y la niña que nos angustia mucho porque ponemos en duda la situación física y psíquica de mi sobrina. Actualmente no sabemos hasta cuando mi hermana estará internada y lo que la familia le pedimos a la justicia santiagueña pueda intervenir en este caso, examinar a la niña”.
“Mi hermana lleva 15 años de violencia psicológica, está totalmente vulnerable y la justicia bonaerense no responde los requerimientos que desde aquí hace la DINAF (Dirección de Niñez, Adolescencia y Familia) y las veces que la pude ver a mi sobrina ella me decía ‘tia no dejes que nada nos pase a mi ni a mi mamá, yo le dije muchas veces a mi mama que nos vayamos, pero ella nunca me hizo caso’”, relató Mariela.
“Tía peiname despacio, me duelen las orejas porque mi papa me agarra de ahí”
“Una de las cosas que más me conmovieron y que me tuve que contener y no llorar delante de mi sobrina fueron varias veces que mientras la peinaba me pedía que lo haga despacio, que le dolían las orejas porque su papa cuando se enojaba la agarraba de ahí y las retorcía fuerte”, contó la hermana de la desafortunada santiagueña, que hoy pelea día a día para recuperarse de años de violencia y oscuridad.
“Otra de las cosas que siempre me dijo mi hermana es que la criatura no dormía de noche, se despertaba, tenía pesadillas, lloraba, gritaba, y el padre nos decía que esa era la forma que ella tenía defenderse de los malos espíritus que acechaban su cama, que ella así los combatía y los echaba de su habitación. Me angustia no saber nada de mi sobrina, queremos que los mecanismos de la justicia actúen para que ella venga a Santiago, se vincule con su mama y con nosotros, su familia”, implora Mariela, con lágrimas en los ojos.
Info del Estero tuvo acceso al informe con el pedido de internación firmado por una profesional de la psiquiatría santiagueña, donde se describe el estado de Iris, remarcando que “ingresa por guardia con cuadro psicótico, pensamiento interceptado y alucinaciones auditivas. Sin conciencia de situación y de enfermedad, presenta criterios de internación”.
El pedido final, casi como un ruego, de Mariela, la hermana de Iris, es que “las autoridades judiciales santiagueñas, las instituciones, quien corresponda, actuen y que se comuniquen con la justicia de Avellaneda, donde fueron radicadas las denuncias por violencia de género y se pueda hacer que mi sobrina venga a Santiago”.