Día del Psicólogo: El desafío de tratar con fundamento científico en pleno auge de lo “alternativo”

Constelaciones, biodescodificación, tapping, registros akáshicos… y la lista podría seguir. La cantidad de prácticas que se ofrecen como “alternativas” y sin fundamento científico es tan abrumadora, como peligrosa. La conmemoración del Día del Psicólogo este 13 de octubre se presenta como una oportunidad para reflexionar sobre el auge de tendencias que, motorizadas por las redes sociales, pueden poner en riesgo la salud mental.

Para muchos profesionales, concientizar acerca de esto supone un desafío titánico. Pues, son conscientes de que incluso algunos de sus pares se involucran y ofrecen servicios que nada tienen que ver con la formación académica que los habilita institucionalmente. El psicólogo Javier Ulla es enfático en esto: “Lo ideal es que si una persona va a tener un tratamiento de salud, sea con base en la evidencia científica”.

“Hoy en día, con este auge de estas prácticas alternativas, no me atrevo a decir de terapias, porque realmente desconozco si puede ser considerada una terapia o no. Pero su auge es un riesgo muy grande en el que la sociedad en general cae. Inclusive son prácticas que están controladas, por ejemplo, acá en la provincia por el Colegio de Psicólogos”, explicaba a Info del Estero.

Las redes sociales se convirtieron en los últimos años en un “mercado” ultra stockeado de nuevas “terapias” que no solo prometen, sino que permite visualizar resultados óptimos, representados a través influencers.  Ya no aparecen ante los usuarios como soluciones “mágicas”, como las que ofrecía antes una crema para las arrugas, sino que, al igual que en la psicología, muestra procesos capaces de mejorarle la vida a cualquiera que los siga.

Ulla señala que en medio de esta globalización que expande el uso de las redes sociales, “cualquiera puede decir cualquier cosa” y esa falta de filtro “es un arma de doble filo”. “Así como puede haber muchos profesionales sin la formación necesaria que salen a hablar de cualquier cosa, cuando se les canta, hay gente que va a consumir eso”, planteaba.

Este “uso y abuso” de las redes compromete en muchos casos a los usuarios, cuya capacidad de discernir con lo que le muestran se ve condicionada. Mientras tanto, ponen en juego nada más y nada menos que su salud.

“¿Por qué creo que es tan necesario que el profesional tenga una base firme en la evidencia científica? porque esto es una cuestión de salud: No es lo mismo para alguien que tiene una esquizofrenia, por ejemplo, o un cuadro psicótico -hablando de problemas graves- ir a hacerse tratar con uno que tira las cartas, o con uno que trabaja con registros akáshicos…”, señalaba.

Claro que el camino se hace cuesta arriba si algunos de sus colegas se alejan de los principios científicos con la promesa de ayudar a los pacientes. “El problema está en que hay profesionales de la salud mental que usan estas ‘prácticas alternativas’. Lo cual es, no diría contradictorio, pero en sí problemático, porque uno es un profesional de la salud”, remarcaba Ulla.

Entonces,- completaba- “un psicólogo debe adecuarse a lo que es un tratamiento de salud. Y no caer en estas prácticas que están desaconsejadas por entidades que nos rigen, como por ejemplo, el Colegio de Psicólogos o la Federación de Psicólogos de la República Argentina”.

Esto no implica un rechazo de su parte a esas prácticas, siempre y cuando vayan por fuera de lo que es la salud. “Por ahí uno lo puede hacer en paralelo, pero no reemplaza a un tratamiento con un profesional de la salud mental. Mi énfasis siempre está en eso, en que una persona debe ser tratada con la seriedad que merece, con la humanidad que merece y con los fundamentos científicos necesarios”, reflexionaba.