
En un contexto económico por demás complejo, el sector bancario mantiene el poder adquisitivo de sus trabajadores. Tras conocerse la inflación de septiembre, que se situó en 2,1%, los salarios básicos de los empleados bancarios volvieron a actualizarse, según lo establecido en su paritaria. Por segundo año consecutivo, la Asociación Bancaria (AB) y las cámaras empresariales acordaron que los incrementos se ajusten de forma automática al costo de vida medido por el INDEC, en un convenio que rige por año calendario.
Esta mecánica, impulsada por la organización gremial que lidera Sergio Palazzo, logró automatizar la negociación salarial con las entidades crediticias del sector privado y público (ABAPPRA, ADEBA, ABA y el Banco Central), evitando conflictos y garantizando la actualización de los haberes en tiempo y forma.
Los que sí le ganan a la inflación
La mejora salarial se aplica a “todas las remuneraciones mensuales brutas, normales, habituales y totales, remunerativas y no remunerativas, incluyendo los adicionales convencionales y no convencionales”. De esta forma, en los primeros nueve meses del año (enero a septiembre), los bancarios acumulan un aumento del 22% sobre los salarios de diciembre pasado.
Este porcentaje convierte al sindicato bancario en uno de los pocos que logra superar a la inflación, un logro que, notablemente, no ha sido cuestionado por el Ministerio de Economía, que intentó imponer un techo del 1% a otras paritarias generales.
Además del ajuste salarial, los empleados bancarios gozarán de un importante beneficio adicional. Con la actualización del 2,1%, el ingreso inicial de un bancario que recién ingresa a la actividad alcanza los $1.915.982,88, incluyendo la participación en las ganancias (ROE). A esta cifra se suma el bono por el “Día del Bancario/a”, que se celebra el 6 de noviembre y que este año quedó fijado en $1.708.032,46, un monto que también se corregirá con futuras actualizaciones mensuales.
Cabe señalar que este salario inicial no computa adicionales como títulos, antigüedad o presentismo. “Una vez más, garantizamos que los trabajadores y trabajadoras bancarias continúen salvaguardando el poder adquisitivo de los salarios”, afirmó La Bancaria.
Más allá de los logros salariales, La Bancaria elevó su voz para cuestionar duramente la política exterior y económica del Gobierno, al que calificó de “experimento libertario” sostenido por “una deuda impagable, en gran parte ilegal y fraudulenta”. El sindicato advirtió sobre una “creciente sumisión del Gobierno a la administración norteamericana” y alertó sobre negociaciones que, según su análisis, comprometen áreas estratégicas del país “sin la debida transparencia ni control democrático”.
En un pronunciamiento de fuerte tinte político, la organización gremial señaló que “el Ejecutivo no tiene legitimidad ni legalidad para suscribir compromisos con potencias extranjeras que lesionen la soberanía nacional sin un minucioso escrutinio ciudadano”.
Finalmente, exhortó a las fuerzas políticas democráticas, a las organizaciones del trabajo y la producción, al movimiento cooperativo, a las pequeñas y medianas empresas y a la economía popular a “salir al cruce” de cualquier acuerdo que consideren “ilegal y contrario al interés nacional”, marcando una clara oposición a la dirección política actual del país.