El Gobierno brasilero quiere vender el Maracaná y hay polémica

El estadio Maracaná, es uno de los escenarios más emblemáticos del fútbol mundial, pero atraviesa una situación compleja debido a su elevado costo de mantenimiento. El Gobierno del Estado de Río de Janeiro evalúa la posibilidad de venderlo a capitales privados como parte de un plan para reducir una deuda significativa con la administración federal. La medida abriría un cambio histórico, ya que el recinto ha permanecido bajo control estatal desde su inauguración en 1950.

El posible traspaso se enmarca dentro de un plan más amplio de reducción de deuda pública. Se estima que la venta podría generar alrededor de 320 millones de euros, un monto que serviría para disminuir parte del pasivo, que supera los 1.890 millones y deberá ser regularizado antes de 2026, según el programa de reestructuración nacional vigente.

El presidente de la Comisión de Constitución y Justicia de la Asamblea Legislativa de Río, Rodrigo Amorim, explicó la magnitud del gasto que representa sostener el estadio. “El Gobierno invierte una fortuna en el mantenimiento del Maracaná, unos 160.000 euros por partido”. La cifra, acumulada a lo largo del calendario, presiona las cuentas del Estado y acelera la discusión sobre su futuro.

Actualmente, el Maracaná forma parte de una concesión operativa vigente hasta 2044, administrada por “Flamengo” y “Fluminense”. Ambas instituciones dejaron en claro que el contrato deberá cumplirse hasta el final, más allá de que Flamengo ya proyecta la construcción de su propio estadio con capacidad para 80 mil personas. Este escenario complejiza cualquier negociación inmediata.

La situación no es nueva: en 2011, el empresario Eike Batista había mostrado interés en adquirir el estadio, pero no llegó a un acuerdo con el Estado. Ahora, la discusión vuelve a escena, y la posibilidad de privatización divide opiniones entre sectores políticos, clubes y aficionados que consideran al Maracaná un patrimonio simbólico del deporte brasileño.