Karla R., de 27 años, había denunciado en reiteradas ocasiones a su expareja por violencia física y psicológica. Su familia acusa a la Justicia de no haber actuado a tiempo y reclama que el caso no quede impune.
Una profunda conmoción sacude a Tucumán tras la trágica muerte de Karla R., una joven de 27 años que se quitó la vida mientras realizaba una transmisión en vivo por TikTok. El caso no solo generó dolor en las redes sociales, sino que también reavivó el debate sobre la violencia de género y la falta de respuesta judicial ante las reiteradas denuncias de víctimas que no son escuchadas.
Según trascendió, Karla había denunciado en seis oportunidades a su expareja por violencia física y psicológica, pero la Justicia nunca ordenó su detención.
La joven, que era emprendedora y trabajaba en el rubro de la estética, soñaba con recibirse de fonoaudióloga. Su entorno más cercano afirma que el constante acoso y las amenazas de su expareja la sumieron en una profunda depresión, lo que habría derivado en el trágico desenlace.
La causa judicial avanza bajo la figura de instigación al suicidio, mientras familiares y allegados exigen justicia y denuncian la falta de protección estatal.
Su madre, Mirta Giménez, expresó con dolor:“Ella pidió ayuda muchas veces y no fue escuchada”.“Durante cuatro años estuvo en una relación marcada por la violencia y el hostigamiento”.
Amigos, familiares y organizaciones sociales convocaron a una marcha en su memoria y pidieron que el caso sirva como punto de inflexión para que la Justicia y el Estado actúen con mayor celeridad ante situaciones de violencia de género.
La tragedia de Karla volvió a poner sobre la mesa una problemática que se repite en distintos puntos del país: la desprotección de las víctimas y la necesidad urgente de mecanismos eficaces de prevención y contención.
