Este sábado, Stefano Di Carlo se convirtió en el nuevo presidente de River Plate, marcando un hito histórico en la institución: con 36 años, es el dirigente más joven al frente del club desde Antonio Vespucio Liberti, quien asumió en 1933. Los socios del club votaron en una jornada récord de participación en el Estadio Monumental, eligiendo al hasta hoy secretario general de la directiva liderada por Jorge Brito durante los últimos cuatro años.
Di Carlo asumirá formalmente el cargo este lunes y liderará la institución durante cuatro años, hasta finales de 2029. Su llegada marca una continuidad del oficialismo iniciado hace más de una década con Rodolfo D’Onofrio y que luego prosiguió bajo la presidencia de Brito. Lo acompañarán como vicepresidentes Andrés Ballotta, Ignacio Villarroel y Mariano Taratuty, quienes ocuparán cargos clave en la mesa directiva.
Un dirigente formado dentro del club
El nuevo presidente tiene un vínculo histórico con River. Nieto de Osvaldo “Titi” Di Carlo, ex presidente, y bisnieto de un ex secretario general del club, Stefano creció literalmente entre los pasillos y canchas de la institución. Desde 2017, Di Carlo ocupó diversos cargos dirigenciales, incluyendo vocal titular, vicepresidente segundo, presidente del Departamento de Comunicación, Medios y Digital, y coordinador del Área Educativa, además de participar activamente en el Instituto River Plate en todos sus niveles.
“Mi abuelo me dejó el amor por River. Crecí en el club, fui al colegio y al instituto de River, practiqué deportes y recorrí cada rincón de esta casa. Hoy tengo la enorme responsabilidad de continuar un legado que construimos entre todos”, expresó Di Carlo tras las elecciones.
Desafíos futbolísticos inmediatos
El máximo reto del flamante presidente no será solo institucional, sino también deportivo. River encara un tramo crítico en el Torneo Clausura 2025, buscando un lugar en la Copa Libertadores 2026. Actualmente, figura tercero en la Tabla Anual con 52 puntos, detrás de Boca Juniors (53) y por encima de Argentinos Juniors y Deportivo Riestra (51).
La reciente eliminación en semifinales de la Copa Argentina frente a Independiente Rivadavia y los tropiezos recientes en la Libertadores 2024, el Apertura y la Supercopa Internacional colocan a Marcelo Gallardo bajo presión. Di Carlo reconoció públicamente la situación y afirmó:
“Cuando hay un problema, vemos lo mismo que la gente de River. Lo abordamos, lo atacamos y lo corregimos. Al final de la temporada haremos las evaluaciones correspondientes”.
Este domingo, el equipo enfrentará a Gimnasia de La Plata en un partido clave, antes de disputar el Superclásico ante Boca el 9 de noviembre y cerrar la fase de grupos ante Vélez, compromisos decisivos para definir su clasificación a la Libertadores.
Continuidad institucional y proyectos a largo plazo
Además de los desafíos deportivos, Di Carlo continuará con el plan de transformación del club iniciado en los últimos años. Entre los proyectos destacan:
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La modernización del Estadio Monumental y de sus instalaciones para socios.
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La ampliación y mejora del Centro de Alto Rendimiento en el predio Cantilo, con más de 5.000 metros cuadrados destinados a las divisiones inferiores.
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La incorporación de nuevas comodidades y servicios para los más de 350 mil socios que disfrutan de las instalaciones y disciplinas deportivas del club.
Di Carlo destacó que la continuidad institucional es clave para consolidar los logros de los últimos 12 años, tanto en infraestructura como en el éxito deportivo logrado durante los ciclos de D’Onofrio y Brito. “River debe seguir creciendo institucionalmente, una cosa no invalida la otra”, subrayó.
Un ciclo sin posibilidad de reelección
Con la reforma del Estatuto en 2023, Di Carlo conducirá los destinos de River durante cuatro años, sin posibilidad de reelección inmediata, asegurando que este nuevo período sea un momento de consolidación y continuidad de un proyecto que lleva más de una década transformando al club en todos sus frentes: deportivo, institucional y social.
Con un dirigente joven, formado dentro de la casa y con un fuerte compromiso familiar con la história de River, el club inicia una nueva etapa, en la que el desafío será equilibrar la ambición deportiva con la proyección institucional, buscando mantener la grandeza y la competitividad que caracteriza a la entidad de Núñez.
