El Día del Escultor y de las Artes Plásticas encuentra al “Juan Yaparí” renovando su museo y su identidad
De izq. a der. Maria Soledad Abdulajad, profesora de artes, Omar Gerez, licenciado en artes y escultor, Christian Varas Guaraz, profesor de artes y escultor y Lic. Alba Gallo rectora a cargo del ISBA "Juan Yaparí".

POR LUCIANA SPOSETTI.

En el marco del 17 de noviembre, Día del Escultor y de las Artes Plásticas en Argentina, Info del Estero eligió el Instituto Superior de Bellas Artes “Juan Yaparí” para registrar cómo se vive la efeméride en el territorio: un lugar donde la restauración de piezas históricas, la formación práctica de estudiantes y la búsqueda de espacios de producción se entrelazan en un mismo proceso comunitario.

El 17 de noviembre remite a la celebración del oficio que modela la materia y la sensibilidad. Este año, la cobertura se centró en el “ISBA” porque allí confluyen tradición, enseñanza y patrimonio: esculturas y pinturas que cuentan la historia local conviven con estudiantes que practican en tiempo real, aprendiendo a restaurar, conservar y producir. La elección del colegio para la cobertura periodística no es casual; su patrimonio y su activo circuito formativo lo convierten en un escenario ideal para pensar la efeméride. Hasta allí fue INFO DEL ESTERO y esto es lo que podemos contar.

De izq. a der., Omar Gerez, licenciado en artes y escultor, Maria Soledad Abdulajad, profesora de artes, Lic. Alba Gallo rectora a cargo del ISBA “Juan Yaparí” y Christian Varas Guaraz, profesor de artes y escultor.

Tras un período en el que la comunidad educativa estuvo distribuida en otros espacios por trabajos de refacción, la reapertura del edificio implicó enfrentar el reto de preservar las obras que formaban parte de la institución. La restauración y reparación no fueron sólo tareas técnicas: se transformaron en prácticas pedagógicas que involucraron a docentes y estudiantes del profesorado de Escultura y Artes Plásticas.

La rectora a cargo, Lic. Alba Gallo, contó que la intervención sobre las piezas artísticas se debió hacer con cuidado para rescatarlas tanto del paso del tiempo como del posible daño durante las obras de refacción. Explicó que, si bien algunas esculturas no estaban gravemente estropeadas, otras piezas —óleos y murales— requerían procesos de acondicionamiento más largos y específicos: las pinturas en tela, por ejemplo, implican tiempos de trabajo y secado que se estiran —en algunos casos— hasta seis u ocho meses.

La restauración permitió también reorganizar el patrimonio en un museo institucional digno, un lugar donde las obras pueden apreciarse en condiciones acordes a su valor histórico y artístico.

Equipos docentes y alumnos: restaurar como práctica formativa

Los testimonios recogidos durante la visita dejaron en claro que la restauración fue, al mismo tiempo, una experiencia formativa. El Lic. Christian Varas Guaraz, profesor de Artes y escultor, describió cómo se conformaron equipos de trabajo encabezados por docentes (entre ellos Omar Gerez, Carola Reynoso, Paloma Luna Loza y la profesora Abdulahard) que involucraron a alumnos en prácticas profesionalizantes: cada equipo tomó a su cargo sectores y obras, y el trabajo se realizó con la intención de respetar la técnica original y la huella del autor.

Varas detalló que se trató de ocho murales en sobrerrelieve —distribuidos en la entrada, la galería de recepción, pasillos y el exterior— y explicó técnicamente la composición de esos trabajos: malla de alambre, soporte, capas de enduido y una capa final tipo mortero. Frente a las nuevas técnicas y materiales que se aplican hoy en las fachadas, los docentes realizaron estudios previos para seleccionar productos con mayor durabilidad y compatibilidad con los soportes originales.

Obras en proceso de restauración.
Obras en proceso de restauración.
Obras en proceso de restauración.
Obras en proceso de restauración.

En muchos casos hubo que reconstruir partes enteras: manos, hombros, brazos. El objetivo fue que la recomposición respetara la “mano” del autor y no quedara como un parche vulnerable a futuras lecturas críticas.

El profe Varas Guaraz nos explicó todo acerca del trabajo realizado en murales.

Entre las obras intervenidas están esculturas de bulto que forman parte del patio histórico; el monolito de la inauguración de 1995 —obra colectiva de Amalia Martínez Gramajo, Omar Goña y otra docente ya fallecida— fue restaurado; también se trabajó la icónica pieza que se ubicaba en la vereda sobre Av. Belgrano y Santa Cruz, y esas figuras altas que en la memoria del colegio suelen llamarse “los extraterrestres”.

Trabajo de restauración en esculturas icónicas del ISBA.
Trabajo de restauración en esculturas icónicas del ISBA.
Trabajo de restauración en esculturas icónicas del ISBA.

El Lic. Omar Gerez explicó que su rol principal fue la coordinación: “Armamos equipos, organizamos a los estudiantes, los guiamos y les dimos soporte técnico cuando la reparación se complejizaba. Hay veces que uno empieza con una intervención pequeña y termina reconstruyendo casi toda la pieza porque aparecen daños ocultos”, señaló. El trabajo con estudiantes de tercer y cuarto año del profesorado fue intenso, y las etapas de secado de materiales impusieron plazos y ritmos de espera que condicionaron el calendario de intervención.

Trabajo de restauración en esculturas icónicas del ISBA.

Pintura y museo

La intervención no se limitó a la tridimensionalidad: la restauración de pinturas fue otra arista del proyecto. Se rescataron obras bidimensionales de diversos tamaños —desde cuadros pequeños hasta piezas de dos metros— firmadas por artistas que fueron docentes o referentes locales: nombres como Ricardo Touriño, Omar Goña, Zapovilla, Amaya Martínez, Mario Martínez (fallecido), Rivas Jordán, y el grupo Urpila figuran entre los principales aportes al acervo.

Restauración de cuadros.
Restauración de cuadros.

Los procedimientos incluyeron cambio de marcos, reemplazo de cartones de respaldo afectados por humedad e insectos, fumigación y un proceso de “curado” y acondicionamiento que requirió el acompañamiento técnico de especialistas en patrimonio, entre ellos la Lic. Zulma Abate. Gracias a la colaboración del Consejo de Educación, se pudieron disponer materiales básicos (desde cutters hasta pinceles) que facilitaron las intervenciones finales y el montaje en el museo. El resultado es un museo reordenado y activo, con obras históricas puestas en valor y un circuito expositivo que completa el aprendizaje institucional.

Algunas obras del museo.
Algunas obras del museo.

El taller de producción: proyección y ajustes pendientes

Durante el recorrido, la profesora María Soledad Abdulajad también acompañó a Info del Estero y destacó la importancia de recuperar el edificio no solo como contenedor de piezas, sino como espacio productivo. En la recorrida se pudo ver el museo, las salas de pintura, los sectores de escultura y el espacio destinado a funcionar como taller de producción. Este último, según las observaciones y las voces de la institución, requiere acondicionamiento: las ventanas pequeñas y la incidencia directa del sol comprometen las condiciones para alojar obras y procesos de trabajo que demandan estabilidad lumínica y térmica.

Actividades del profesorado.

Abdulajad subrayó el valor pedagógico del nuevo ordenamiento: “Tener espacios adecuados nos permite pensar nuevas modalidades de proyecto y enseñanza; cambia la relación del alumno con su proceso creativo. Además, el taller de producción —cuando esté apto— puede ser un lugar para que la escuela tenga producción propia y para que las prácticas profesionalizantes sean aún más significativas”, dijo.

La necesidad de instalar cortinas o filtros, regular la entrada de luz y acondicionar el mobiliario no se interpreta como una carencia, sino como una etapa natural de un proceso de reactivación institucional que sigue su curso.

Laboratorio vivo

El recorrido de Info del Estero se realizó en horario de profesorado, lo que permitió ver un colegio que late: talleres con intervenciones en vivo, muestras pedagógicas colgadas, estudiantes conversando con docentes y materiales en movimiento. El proyecto PMI (Proyecto de Mejora Institucional) y APE funcionó como columna vertebral de estas intervenciones; fue la vía por la cual se organizaron tareas, se capacitó a los alumnos y se gestionó la infraestructura necesaria para dejar montado el museo y acondicionar las salas de exposición.

Muestra del profesorado.

Los estudiantes no fueron solo mano de obra: fueron aprendices que, con supervisión profesional, aprendieron a identificar materiales, a diagnosticar daños y a aplicar técnicas de reparación o restauración. Para ellos, participar de un proceso real de preservación del patrimonio de su propia escuela fue, según los docentes, una vivencia histórica y formativa que quedará en su recorrido profesional.