El seleccionado argentino de rugby volvió a mostrar carácter, corazón y una clara evolución en uno de los escenarios más emblemáticos del deporte. Aunque no pudieron cerrar su gira europea con un triunfo, Los Pumas cayeron apenas 27-23 ante una Inglaterra poderosa y en plena racha victoriosa, dejando una actuación que invita al optimismo.
El encuentro comenzó cuesta arriba para el equipo dirigido por Felipe Contepomi, que sufrió la intensidad inicial del conjunto local. En pocos minutos, los ingleses lograron un parcial de 17-0, imponiéndose en las formaciones y aprovechando cada oportunidad cerca del ingoal.
Sin embargo, lejos de bajar los brazos, la Argentina reaccionó con autoridad. Ajustó el juego, ganó metros con criterio y empezó a desnivelar con tries de jerarquía, presión alta y una defensa que creció en los momentos más calientes del duelo. Esa remontada parcial llevó a Los Pumas a ponerse a tiro del empate, despertando ilusión en cada avance.
Aunque la igualdad no llegó por detalles mínimos, la actuación dejó sensaciones muy positivas. El equipo cerró así una gira más que valiosa, en la que sumó triunfos resonantes ante Gales y Escocia, y ahora una presentación sólida frente a uno de los seleccionados más fuertes del mundo.
Para Inglaterra, el triunfo significó extender su invicto a 11 partidos consecutivos, incluyendo su reciente victoria frente a los All Blacks. Para Los Pumas, en cambio, queda la certeza de que el camino trazado es el correcto y que el equipo crece en cada presentación.
Twickenham fue escenario de una auténtica batalla, y aunque la victoria no se dio, Los Pumas se marchan con la cabeza en alto y la convicción reforzada de que pueden competir de igual a igual ante cualquier potencia del rugby internacional. Si mantienen este nivel, el futuro invita a soñar.
