Lo que comenzó como una curiosidad terminó convirtiéndose en una de las postales más insólitas y comentadas del mundo digital: una iglesia católica en Chiclayo, Perú, decidió llevar la fe a un nuevo nivel y ahora transmite misas dentro de Roblox, la plataforma en la que millones de jóvenes construyen mundos, juegan y socializan a diario.
La iniciativa, que muchos creyeron al principio que era un meme, es completamente real y forma parte del proyecto “Chiclayo Eterno”, una recreación virtual de la ciudad dentro del juego. Allí, entre edificios y calles digitalizadas, se levanta también un templo católico que todas las noches abre sus puertas… virtuales.
Un templo construido con bloques… pero lleno de fieles
A la hora señalada, los jugadores ingresan con sus avatares, se acomodan en bancas digitales y esperan el inicio de la ceremonia. Al frente, un sacerdote real preside la misa en vivo, mientras su voz es transmitida a través del motor del juego. El escenario, construido por usuarios con precisión casi arquitectónica, incluye altar, vitral y campanas animadas.
Durante la celebración se leen pasajes bíblicos, se rezan oraciones colectivas y se escuchan reflexiones, todo en un ambiente donde la fe convive con skins, efectos de luz y emojis que los participantes envían como muestra de devoción o emoción.

Jóvenes que vuelven a acercarse a la fe, desde su mundo
Lo sorprendente no es solo la estética del ritual, sino la cantidad de gamers que participan. Cientos de jóvenes se conectan cada noche, algunos por curiosidad, otros buscando un espacio espiritual cómodo y familiar. Para muchos, es la primera vez en años que se acercan a una misa, aunque sea en formato pixelado.
“Es lindo que la Iglesia venga a nuestro mundo”, comentó uno de los asistentes virtuales en redes. Y esa parece ser la clave del éxito: encontrar a los jóvenes donde realmente están, en entornos digitales que sienten propios.
Evangelización 2.0: entre desafíos y posibilidades
La experiencia abre un nuevo capítulo para la Iglesia: el de la evangelización en mundos virtuales. Sin embargo, también plantea desafíos inéditos: cómo mantener la seriedad del rito en un espacio lleno de avatares saltando, cómo acompañar espiritualmente identidades digitales múltiples, o cómo garantizar que el templo virtual siga siendo un lugar seguro y respetuoso.
A pesar de estos interrogantes, la misa en Roblox ya es una realidad consolidada y podría marcar un antes y un después en la relación entre fe y tecnología.
Lo que parecía un simple experimento terminó convirtiéndose en un punto de encuentro inesperado entre fe, curiosidad y cultura gamer. Tal vez sea una exageración decir que Dios ahora también tiene un servidor propio… pero, por lo visto, los feligreses gamers ya encontraron su iglesia en un mundo hecho de bloques y código.
