Un gravísimo hecho de violencia conmociona a la provincia, luego de que un adolescente de 15 años perdiera su ojo izquierdo tras ser brutalmente agredido por un grupo de jóvenes que, según la denuncia de la familia, intentaron robarle la camiseta del club Central Córdoba.
El violento ataque ocurrió el pasado sábado 29 de noviembre en horas de la noche. El menor, de apellido Esparza, regresaba a su casa junto a un grupo de amigos de su misma edad tras haber asistido a la cancha. Al llegar a la intersección de las calles Aguirre y Lamadrid, fueron emboscados por al menos 15 agresores.
Según el relato de la familia, el grupo de atacantes —entre los que había varios mayores de edad— estaba armado con “tumberas”, fierros y una honda, y se abalanzó sobre los adolescentes. La agresión alcanzó su punto máximo cuando uno de los atacantes, identificado en la denuncia como Kevin Banegas, le disparó directamente con una honda al ojo izquierdo a Esparza. El impacto le provocó una perforación ocular, la pérdida de córnea y daños severos en los nervios faciales.
La madre del adolescente detalló que la única asistencia inmediata en el lugar provino de su hermana, Daira, y una amiga, Araceli, quienes pasaban por la zona en un vehículo y se arrojaron sobre el joven en un intento desesperado por frenar la golpiza, aunque la agresión continuó.
El adolescente fue trasladado de urgencia a un centro médico, donde los cirujanos no pudieron salvar su ojo, y debieron proceder a su extracción. “Podrían haberle quitado la camiseta y no su ojito”, lamentó la madre, visiblemente dolida, señalando que el móvil del ataque fue “un pedazo de tela blanco y negro”.
La familia denunció que vecinos del barrio Sarmiento —de donde serían los agresores— se negaron a prestar declaración, dificultando la tarea judicial. No obstante, han logrado recopilar y presentar ante la Justicia material probatorio como fotografías, nombres y audios que describirían con detalle la mecánica del ataque y sus motivaciones. La familia del joven Esparza sigue reuniendo pruebas y testigos, clamando por justicia.
