La UCA cuestiona los datos del INDEC sobre la reducción de la pobreza desde 2023

El reciente informe del INDEC, que ubicó la pobreza en 31,6 % y la indigencia en 6,9 % en los principales aglomerados urbanos durante el primer semestre de 2025, reavivó el debate sobre la metodología utilizada para medir la situación social.

Para la UCA —a través de su organismo de seguimiento, el Observatorio de la Deuda Social Argentina (ODSA-UCA)—, esos datos estarían “sobrerrepresentando” la caída del flagelo, ya que atribuyen gran parte del descenso a un “efecto estadístico” más que a mejoras concretas en las condiciones de vida.

Según el ODSA-UCA, si en lugar de considerar la medición tradicional del INDEC se aplica una “corrección de captación de ingresos”, la pobreza habría caído —desde fines de 2023 hasta la actualidad— no en 9,5 puntos porcentuales, sino apenas 2,1.

Para explicar esa diferencia, la UCA señala que la Encuesta Permanente de Hogares (EPH) —herramienta clave para el relevamiento oficial— tiene problemas de subregistro y omisión de ingresos: muchas familias no declaran la totalidad de sus ingresos, lo que distorsiona la estimación real.

Además, la UCA sostiene que la canasta básica sobre la que se calcula el umbral de pobreza —la Canasta Básica Total (CBT)— está desactualizada: aún se calcula con la estructura de gasto de hogares relevada en 2004/2005, a pesar de que existen datos más recientes. Esto haría que el umbral real de pobreza sea más alto, por lo cual la caída estadística parecería más fuerte de lo que sería en realidad.

Por eso, la universidad evalúa que gran parte del “alivio” reportado sería una ilusión estadística, y no una mejora estructural de la situación social.

¿Significa esto que no hubo mejoras?

No necesariamente. La UCA reconoce que hay señales de mejora: los ingresos familiares se habrían incrementado, y programas sociales como la Asignación Universal por Hijo (AUH) y la Tarjeta Alimentar pueden haber contribuido a aliviar la presión económica sobre ciertos hogares.

El problema —advierte— es que las estadísticas oficiales podrían estar amplificando esos efectos, presentándolos como una baja más contundente de la pobreza de lo que efectivamente fue.