Fraude y abandono: alumnos bandeños trabajaron todo el año para su fiesta y la organizadora los dejó sin nada

Lo que debía ser un día inolvidable para los alumnos de quinto año de la Escuela Secundaria Municipal Nº 1 Ada Nilda Alderete, del barrio Avenida, terminó convertido en una herida colectiva.
A horas de su fiesta de egreso, más de 40 familias —muchas de ellas de muy bajos recursos— descubrieron que todo el esfuerzo de un año entero había sido arrebatado por una presunta estafa.

La señalada es Mirta Elizabeth Algarra, exdocente de la institución, quien habría cobrado el monto total para realizar la fiesta en el salón “Anna’s Eventos”, pese a no ser dueña ni estar autorizada para gestionar actividades en nombre del lugar, según descubrieron las familias cuando ya era demasiado tarde.

“Nuestros hijos trabajaron todo el año. Ella les robó el sueño”

Nada fue fácil para llegar a ese día. Los estudiantes vendieron empanadas, rifas, alfajores, organizaron ferias y caminaron barrio por barrio bajo el sol. Las familias colaboraron con lo que podían; el municipio sumó su ayuda. Cada peso reunido tenía detrás horas de sacrificio. Así lograron juntar 6 millones de pesos. Para muchos, era la primera vez que un hijo llegaba a su fiesta de egreso.

Analia, madre de uno de los chicos, todavía llora al contarlo: “Somos gente humilde. Todo fue con sacrificio, vendiendo en la calle. Queríamos que ellos tuvieran su noche, su traje, su vestido… Y ahora no quedó nada.”

La carta que derrumbó todo a un día de la fiesta

El miércoles, cuando armaban los últimos detalles, llegó un mensaje firmado por Algarra. Allí anunciaba que: suspendía la fiesta del 12 de diciembre, alegaba “motivos personales graves”, pedía que no se hiciera público “por seguridad” y advertía que no estaría en su domicilio por recomendación policial. Leída en voz alta entre los padres, la carta sonó como un golpe.
Un golpe seco. “¿Qué motivo grave puede justificar romperle así el corazón a nuestros hijos? ¿Cómo que no se haga público? ¿Cómo que no va a estar en su casa?”, cuestionó Analia, desconsolada.

Búsqueda desesperada y ninguna respuesta

Tras la cancelación, las familias se dirigieron a la vivienda de Algarra. Golpearon la puerta, llamaron, esperaron durante horas sin éxito. Solo apareció la hija, quien aseguró “no saber nada”. Nada, pese a que los padres tenían comprobantes, pagares, recibos, contratos y transferencias que demostraban todo lo pagado. La Policía intervino y les pidió retirarse. Pero ellos insisten: “No queríamos problemas. Solo una respuesta. Que se haga cargo. Que nos dé una fecha. Que no tire todo por la borda.”

La verdad más dura: “Ella no era la dueña del salón”

En medio del caos, una llamada desde el propio salón Anna’s Eventos reveló lo peor: Algarra no era dueña, ni tenía contrato, ni autoridad para cobrar o reservar eventos en nombre del local. “Traía fiestas, pero no tiene vínculo con el salón”, dijeron. Las familias se quebraron. “Ahí entendimos que nos había usado. Que se llevó todo. La plata, la ilusión de los chicos, el esfuerzo de un año entero.”

Con el correr de las horas, aparecieron nuevas denuncias: otras instituciones habrían contratado con Algarra bajo la misma modalidad. Entre ellas, la Escuela Mariano Moreno, donde madres y padres relataron un patrón similar: cobro anticipado, cancelación repentina y desaparición.

“No es solo plata. Es la ilusión de nuestros hijos”

En el barrio Avenida, lo que más duele no es el dinero. Es lo que la fiesta simboliza. Una estudiante escribió en redes sociales: “Nos sacó nuestra noche. No le importó nada. Perdimos tiempo, trabajos, sueños… y ella desapareció.”

Guardia permanente frente al salón: un pedido desesperado

Desde la mañana, padres y alumnos permanecen frente a Anna’s Eventos, con carteles y documentación en mano. No quieren irse sin una solución. “Queremos otra fecha. O una devolución. O algo. Lo que no queremos es que nuestros hijos se queden sin su noche. No lo merecen.”

Las familias ya presentaron una denuncia formal y adjuntaron toda la evidencia reunida: comprobantes bancarios, recibos, pagares, chats, contratos y la carta de cancelación. Ahora solo esperan que la justicia avance rápido.

“Que esto no le pase a nadie más”

La comunidad pide difusión, pide que otras escuelas no caigan en la misma trampa, porque aquí no se trata solo de un fraude económico, se trata de un sueño roto. De una noche que los chicos se ganaron con trabajo, con esperanza, con sacrificio, una noche que les arrebataron de la forma más cruel: en silencio, a último momento y sin mirarles la cara.